A estas alturas nadie duda del talento como actriz de Josiane Balasko, formada en el seno del grupo teatral Le Splendid. Hace poco la veíamos en una inmejorable creación caricaturesca, junto a otros de sus viejos compañeros en la nueva versión de «El albergue rojo». Pero el ser una intérprete consagrada no le asegura el sacar adelante sus proyectos personales, y eso que su comedia «Felpudo maldito» fue un éxito comercial. Desde el principio tuvo problemas con el guión de «La clienta». Los productores no se atrevían con una película que trataba abiertamente la sexualidad de las mujeres maduras sin pareja estable. Entonces lo que hizo fue convertirlo en novela, y ha sido a raíz de su buena acogida cuando ha podido hacer la adaptación.

El título lo dice todo respecto al modo diferente que tienen europeos y norteamericanos de ver a los gigolós. Nada que ver con «American Playboy», porque en Hollywood sólo ven al atractivo jovencito que lleva una vida de lujo a cuenta de señoras con dinero. En cambio, «La clienta» adopta el punto de vista de una ejecutiva independiente (Nathalie Baye) que prefiere pagar por sexo rápido porque no tiene tiempo para romances, mientras que el gigoló (Eric Caravaca) es un pluriempleado que intenta ganarse un sueldo extra para pagar las deudas que acarrea el salón de belleza abierto por su esposa (Isabelle Carré).