Fito & Fitipaldis publica nuevo disco
«Tengo quince guitarras en casa y siempre estoy tocando»
Fito Cabrales
Músico
Atrás quedó Platero y Tú, hasta llegar, en una carrera en solitario siempre in crescendo, a tocar techos antaño inimaginables. Fito Cabrales presenta, aquí y ahora, «Antes de que cuente diez», quinto trabajo de estudio, que sale a la venta el 15 de setiembre y lo devuelve a la carretera.
Anartz BILBAO | BILBO
A Fito Cabrales se supone que el éxito le habrá cambiado la vida, para bien o para mal. Pero no su innata simpatía. Tras la abrumadora gira de «Por la boca vive el pez» y un merecido descanso, el carismático guitarrista bilbaino nos recibe en un hall acristalado de corte clásico del hotel Carlton -muy poco acorde con su aire de rockero perenne-, donde se prepara para desgranar todo lo relativo al inminente nuevo lanzamiento de «Antes de que cuente diez» (Warner).
El ex Platero y Tú ha declarado más de una vez que no siente presión alguna al abordar nuevos proyectos -«bastante tengo con hacer canciones»-, pero es consciente de las previsiones a las que se enfrenta: «Es verdad que cuando sale el disco hay una presión, que la comparto alrededor, porque la gente pone unas expectativas en tu trabajo y las quiere cumplir». En definitiva, si ha ido bien, que vaya mejor. «La industria es así, nunca se conforma, siempre quiere ir a mejor», ríe el artista, «y lo comprendo en la situación de crisis discográfica actual, aunque a mí si que me vale así».
Dejamos de lado el negocio, para hablar de las canciones y de su composición. «Todo el mundo tiene un metodo -reconoce Fito- y a mí, la verdad, me gustaría tener más metodo del que tengo». A la hora de componer las letras, «para hacer tres frases necesito dos cuadernos» desvela. «A la hora de escribir, es mucho más lo que rompes que lo que mantienes, lo que siempre me ha costado muchísimo». El artista se encuentra más cómodo con la guitarra, «tengo quince guitarras en casa y siempre estoy tocando, siempre me ha parecido... más natural». De esa manera, «es más fácil que salga la música, las melodías, porque estás muchas más horas con la guitarra en la mano que con un lápiz y un cuaderno». En definitiva, «todo es cuestión de trabajo, porque no soy escritor ni poeta, yo hago canciones y les intento poner letra, nada más». Sin embargo, lo que escribe llega a mucha gente, «porque hablas de cosas normales que compartes con ellos».
En cuanto a los temas de los que habla, «no los determino de antemano», reconoce. «Escribo una frase que me quiere decir algo y me lleva a otra. Lo peor son las cuatro primeras frases». Una vez comenzar, «voy cambiando y juntando lo escrito, dejando desnudas algunas canciones y concluyendo otras». Un método que «no creo sea muy raro, hacer temas simultáneamente, y es quizás más divertido. Porque si creo que todo lo que compongo merece ser grabado, es que soy un gilipollas. Tienes que valorar a dónde quieres ir, qué quieres ofrecer y hacer una criba, aunque al componer te lo pases bien jugando».
Fruto de ese juego llega «Antes de que cuente diez», con la canción homónima que abre el disco como single (¡sin estribillo!). Entre los nueve temas restantes, una versión de «Todo a 100», de La Cabra Mecánica (que anuncian gira de despedida), y cerrando el disco, la instrumental y vigorosa «La cocina de Bernar».
Sin prejuicios
Tras la anterior gira, Fito aprovechó su descanso para estar en casa con sus hijos, en los que se apoya al componer. «Tampoco es que esté pendiente de ello, pero si es verdad que cuando tocas algo y llamas su atención...» se explica, «a los chavales en general, pues ellos no están mirando la pose o si está de moda: les llama la atención y punto». Da igual que sea AC/DC -parece que a sus hijos les encanta- o una canción de una serie infantil, porque, apunta, «no tienen nuestros prejuicios». De esta manera surgió, por ejemplo, «Los huesos de los besos».
Una vez finiquitados los trabajos de composición, pasamos a la grabación, realizada en los estudios Du Manoir de Las Landas (donde, entre otros, anteriormente también ha grabado Mikel Erentxun), de la que ha resultado un disco de sonido cristalino y casi transparente. Sobre la elección del estudio -el anterior se grabó en Girona-, explica que se eligió porque estaba cerca de casa (a sólo dos horas de Lumo y porque buscaban una sala grande, que les permitiera grabar a los seis músicos a la vez. El productor, Joe Blaney (The Clash, Ramones) recomendo Du Manoir, «por lo que fuimos un día a comer a Donostia y después a conocer el estudio (con la tripa llena), que nos gustó». Además, incide Fito en la cuestión, lo que buscaban que es «que no fuera todo igual que el anterior, como ir a pasear por el monte». Se explica: «Para grabar necesitas un estado alterado y buscas cambios para romper la inercia, para ponerte nervioso, que es lo que te da la adrenalina, una mínima tensión necesaria».
En cuanto a la limpieza del sonido, «trabajar se trabaja, está claro» afirma el bilbaino, que consiguió cuatriple disco de platino con el anterior lanzamiento, «Por la boca vive el pez», y congregó a 65.000 personas en directo en fiestas de Bilbo. «Puede ser un poco la edad, pero a medida que vas haciendo discos buscas la pureza del sonido, te molesta que algo suene mal». Sin embargo, recuerda divertido, «cuando eres chaval te gusta adrede (que suene sucio), te gusta molestar». En definitiva, «todas las bandas intentan sonar bien». Para el resultado alcanzado, es importante el esfuerzo realizado. «Primero, tocas con buenos músicos». Además, «no es un capricho dedicar todo un mes a grabar o mezclar el disco fuera (en Avatar Studios, N.Y.), sino para que suene bien». Respecto a lo de grabar todos juntos, conviene aclarar que no significa grabar en directo, aunque se busque esa impresión. «A nosotros nos gusta grabar así -uno a uno les parece frío-, porque la música interactúa con unos y otros y la canción te lleva». Al estar tocando todos juntos, «una mirada, un gesto... te hace interpretar la canción o el momento de otra forma. Y en el rock es lo normal, grabar así... y, sobre todo, más divertido, porque estás tocando realmente y suele tener más magia, más vida la canción, aunque, después, si quieres grabar algo encima, para eso estás en un estudio». «A eso se añade que aprovechando que tocas con unos cracks, no quiero que vengan a tocar en el disco, quiero tocar yo con ellos, quiero aprender», se enciende el guitarrista al recordar al bajista Andy Hess (The Black Crowes, Tina Turner) y al batería Pete «The Attractions» Thomas (Elvis Costello, Sheryl Crow), músicos que han participado en la grabación junto a los habituales Javi Alzola (saxofón), Joserra Senperena (teclados) y Carlos Raya (guitarra y dirección musical). En la gira que iniciará el 6 de noviembre en Santander -dice que no quiere tocar en verano-, serán Boli Climent y Daniel Griffin quienes sustituyan a los yanquees.
Con la aportación de los músicos norteamericanos -un regalo divino, según Fito-, «se intenta mejorar», porque los discos, «hay que intentar mejorarlos». La vida en general, nos recuerda el artista, «no se mejora por una sola causa: hay que hacer muchas cosas pequeñitas para mejorar un poco». Por ello, para el nuevo trabajo de Fito & Fitipaldis se han procurado un nuevo estudio, músicos de prestigio, dedicar más tiempo a las canciones... y en cuanto a los músicos, «yo me lo paso bien tocando y es una experiencia bestial tocar con ellos».
Entusiasmo y vitalidad
Envuelto en una abrumadora maquinaria de promoción, sorprende ver el entusiasmo que desprende el menudo artista, que habla de «aprender, buscar experiencias nuevas», disfrutar y pasarlo bien a cada rato. «Mucha gente me pregunta qué espero de este disco, pero yo ya lo he disfrutado. ¡Ahora lo que hay que hacer es venderlo!» reconoce, y vuelve a recordar: «He tocado con cracks, me he ido a Las Landas un mes a grabar -lo he pasado bomba-, me han dejado ir a Nueva York a mezclarlo...».
La «Fitoterapia» que envuelve «Antes de que cuente diez», el quinto trabajo en estudio de Fito en solitario, está recogida en diez canciones de un artista lleno de optimismo y vitalidad, a ratos dulce y a ratos una pizca más crudo: «¡Que la vida se nos va!».
Antes de comenzar a componer y preparar «Antes de que cuente diez», Fito se ha tomado un merecido descanso. «¿Qué hago cuando no tengo colgada una guitarra, cuando no estoy dando la chapa? -aborda la cuestión-. La verdad, cuando acabas una gira lo primero que necesitas es desconectar de la música, desintoxicarte». Aunque reconoce que es un poco obsesivo, pues «tampoco es que tenga muchas aficiones fuera de la música, que es lo que más me interesa». «El tiempo libre lo dedico a estar con mis hijos -tiene dos- todo lo que puedo, tranquilo en el pueblo, pues cuando voy de gira no puedo estar con ellos».
Tras hablar de aficiones (le gustan las motos y los coches), llega el turno de las curiosidades y le preguntamos por sus guitarras.«Sí, siempre utilizo Fenders, Estratocasters y Telecasters». «Tengo una acústica preciosa Gibson de los 50, y una Gretsch nueva que compré para ponerla en la pared» confiesa Fito, «después de que estuviera dudando entre comprar un cuadro o una guitarra», ríe divertido. «Toco con Fender y a ser posible siempre con antiguas; nuevas, ninguna». En cuanto a gustos musicales, «el 80% de lo que escucho claro que es clásico» afirma. «Sigo escuchando a las bandas de los 70, el blues...», aunque a veces como músico «escuchas cosas por información y nos recomendamos cosas por la producción, por el tratamiento de voz...». Jeff Beck, por ejemplo, «porque suena increíble, aunque luego nadie toca como él, es imposible». Al fin y al cabo, «me gusta escuchar canciones que me lo hacen pasar bien... o que me hieren». Por ejemplo, «las anfetaminas serían AC/DC -lleva siempre en el coche algún disco clásico de ellos-, o cosas divertidas como el rock de los 50, Jerry Lee Lewis, Little Richards. También acudo al blues lento y al soul, Aretha Franklin... me relaja». Tras alcanzar cotas de éxito impensables cuando comenzó a hacer el gamberro en cuarteto, miramos al futuro para tratar de desgranar sueños aún no realizados. «Siempre tienes tus ilusiones, gracias a Dios», declara mientras reflexiona. «Cada vez te cuesta más pensar en cosas pero a veces ni hace falta tenerlo en mente, yo sé que las cosas a veces suceden porque tú estás ahí», por lo que siempre tiene la esperanza de que sucedan cosas. Como confesión, comienza a recordar, «sería la hostia hacer un disco de versiones de rock». «Voy coleccionando discos, escuchando y apuntando... pero cuando tengo un proyecto mío es lo que me absorve», concluye. A. B.