La capital de Turquestán Oriental (Xinjiang), Urumqi, amaneció ayer el relativa calma tras los disturbios de los últimos días, que se han saldado con cinco muertes, aunque aún fuertemente vigilada por la Policía Militar. Como consecuencia de las últimas protestas, derivadas de la conflictiva situación interétnica en la región, las autoridades chinas cesaron ayer al jefe de la Policía en Xinjiang, Liu Yaohua, así como al responsable del Partido Comunista de China en Urumqi, Li Zhi. Los últimos incidentes estallaron en miércoles tras una serie de ataques con jeringuillas a transeúntes que las autoridades imputaron a los uigures y provocaron la ira de los han.