Haizea AMEZAGA

Todo comenzó como una promesa electoral del PSE. En 2003, se presentó un anteproyecto para la plaza del popular mercado de Errebal. Para justificar el derribo de la antigua plaza de abastos, que formaba parte del patrimonio histórico de la villa armera, el Consistorio calificó el equipamiento público de «obsoleto». Vecinos y comerciantes no tuvieron oportunidad de exponer su opinión. La ampliación de El Corte Inglés obligó a los comerciantes a apoyarlo para poder así tratar de hacer frente a la oferta de los grandes almacenes. A su vez, el nuevo proyecto prometía solucionar el urgente problema de aparcamiento e incluía un espacio público que se mantendría como parque para el disfrute del vecindario.

El proyecto inicial pronto sufrió cambios. La superficie dedicada a parque quedó reducida en gran medida y se transformó en el proyecto actual: un centro comercial de más de 2.000 metros cuadrados.

La plataforma vecinal Errebal se queja de que el anteproyecto «fue bien publicitado» mientras que las modificaciones no lo han sido y «muchos habitantes de Eibar se están enterando por nosotros». Las sucesivas adaptaciones que ha sufrido el proyecto, unidas a otros factores externos a la operación, lo han condicionado. La crisis financiera que sufre la promotora o la venta «infravalorada» del terreno hacen dudar a los vecinos y comerciantes de si el centro Errebal algún día llegará a ser construido.

El último capítulo, pendiente de ser resuelto por los responsables municipales, es la petición de Eibar Boulevard al Ayuntamiento para que le permita aplazar el depósito de un aval cercano al medio millón de euros, correspondiente al 10% del aprovechamiento urbanístico.

Hypo Real Estate, la entidad bancaria que está detrás de la ambiciosa operación inmobiliaria, tasó el solar el 27 de julio de 2007 en 40 millones de euros. Ese mismo día, el Ayuntamiento eibartarra vendió el solar por 4,2 millones -aproximadamente una décima parte de su valor- mientras el mismo banco les ofrecía una hipoteca de 24 millones con un interés de 3 millones de euros.

La plataforma Errebal exige ver las cuentas que, al ser públicas, deben encontrarse en el registro. Estas cuentas no se han presentado, según el colectivo vecinal, lo cual les inquieta aún más. Además, el Consistorio tardó año y medio en aprobar el trámite del proyecto de reparcelación del terreno. Éste es un dato más que les resulta «sospechoso» a los vecinos.

El organismo ciudadano busca explicación para la demora en las obras y han hecho intentos por comunicarse con la empresa de construcción, sin obtener resultado. Al parecer, no tiene sede social y en los números de contacto les cuelgan o no corresponden a trabajadores actuales de la compañía.

Incumplimiento del PGOU

El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que presume seguir el Ayuntamiento de Eibar no está siendo respetado por la misma institución, según denuncian desde el colectivo ciudadano. EL PGOU aún está por adaptarse al actual proyecto. Por ello, no respeta la ley y es necesaria una reforma.

El estado actual del proyecto no se puede concretar. En la finca se han depositado escombros y se aparcan coches. Los vecinos relacionan ambos hechos con la promotora y con un «intento de hacer que parezca que se han retomado las obras».

El 5 de julio, el Ayuntamiento presentó a Eibar Boulevard un ultimátum para concluir la obra. La empresa promotora llevaba entonces 578 días de retraso. En el acuerdo al que llegaron la Alcaldía y la promotora, cada jornada de retraso, a partir del 100º día, se penalizaba con 1.000 euros. Resulta que a día de hoy el Consistorio debería cobrar más de 500.000 euros, penalización económica que, sin explicación, no ejecuta.

Vecinos de la calle Muzategi, frente a las obras, han visto como aparecen grietas en las paredes de sus viviendas y se preguntan cuándo pasarán los peritos municipales para supervisar la seguridad de los trabajos. Se preguntan por qué el Ayuntamiento defiende la obra «a capa y espada» pero no se quiere hacer responsable de su seguridad. Según la administración, la construcción es privada y, por lo tanto, no tiene ninguna obligación. Este hecho también lleva a la plataforma a preguntarse si entre Ayuntamiento y promotora hay algún acuerdo oculto.

El mercado se edificó en 1945 sobre terrenos que fueron expropiados de manera forzosa. El antiguo solar de la plaza del mercado de Eibar estaba divido en cinco fincas, de las cuales la Congregación de las Agustinas poseía dos enteras y otra a medias con otros propietarios. Estas tres fincas fueron remuneradas por el Ministerio español de Regiones Devastadas una vez finalizada la guerra del 36. Las dos fincas restantes fueron incautadas por el Gobierno franquista forzosamente a sus legítimos dueños.