Melanie Oudin sigue viva en Flushing Meadows. La nueva sensación del tenis estadounidense continúa cortando cabezas de serie en el último Grand Slam de la temporada y se ha metido en los cuartos de final del Abierto tras dejar por el camino a Elena Dementieva, tercera cabeza de serie, Maria Sharapova, ex número uno del mundo, o Nadia Petrova, decimotercera favorita a la que eliminó ayer por 1-6, 7-6 (7/2), 6-3.

Con sólo 17 años, esta jugadora nacida en Marietta (Georgia) que ocupa en la actualidad el puesto número 70 en la clasificación WTA, les ha tomado la medida a rivales más altas y más experimentadas y ahora se enfrentará por un puesto en semifinales a la vencedora del encuentro entre la danesa Carolina Wozniacki, novena favorita, y otra rusa Svetlana Kuznetsova, sexta, que no había concluido a la hora de cerrar esta edición.

Oudin, una jugadora de 1,68 metros de altura que nunca se rinde, parece a prueba de lesiones -juega con la pierna izquierda vendada- y de rusas, pero en Wimbledon ya demostró con su victoria ante Jankovic que puede ganar a cualquiera.

Así que el jocoso público neoyorkino se está divirtiendo tanto con la derecha prodigiosa de Oudin como con el retorno de Kim Clijsters, quien tras dos años de inactividad no está defraudando a nadie. La flamenca alcanzó los cuartos de final a costa de Venus Williams, tercera favorita a la que venció, por 6-0, 0-6 y 6-4. La campeona en 2005, el único grande en el historial de la rubia Clijsters, ha alimentado sus expectativas tras eliminar a una adversaria del nivel y y el palmarés de la norteamericana, que sólo en Flushing Meadows ha sido dos veces campeona y cuatro veces finalista.

La mayor de las Williams no pudo imponer su ley ante una Clijsters muy motivada, que aunque había hecho planes para la próxima temporada, no ha desaprovechado la ocasión que le brindó la jugadora de Florida aunque luego quiso restarle mérito a su victoria.

«Venus no jugó su mejor tenis. Por este motivo es difícil establecer comparaciones», señaló la motivada tenista que dice que su matrimonio con el jugador de baloncesto Bryan Lynch y el nacimiento de su hija Jada, de 18 meses, le han convertido «en una persona más completa que vive un momento feliz». Hoy se jugará el pase a semifinales con la china Na Li, decimoctava favorita.

Venganza fraternal

También Kateryna Bondarenko ejerció una venganza sin contemplaciones contra la argentina Gisela Dulko. La ucraniana tardó 47 minutos en destrozar a la sudamericana con un doble 6-0 de los que duelen. Bondarenko arrolló a la tenista de Tigre, la misma Dulko que eliminó en segunda ronda a la hermana de Kateryna, Alona, vigésima favorita, y con mayor nombre en el circuito. Será Kateryna quien disputará sus primeros cuartos de un grande.