El presidente francés, Nicolas Sarkozy, presentó ayer las modalidades de una nueva «tasa de carbono» que gravará las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para luchar contra el cambio climático.

La «revolución fiscal» de Sarkozy no ha gozado de popularidad entre la ciudadanía y, por ello, el presidente galo subrayó que ese dinero se redistribuirá mediante una reducción en el impuesto de la renta o con un «cheque verde».

«Es hora de crear una fiscalidad ecológica. Francia debe reforzar las exacciones que pesan sobre las actividades contaminantes y reducir los impuestos sobre la producción y el trabajo», declaró ayer el mandatario durante su visita a la localidad de Culoz, en el este del país.

La «tasa del carbono» se aplicará a partir del próximo año. Contemplará el consumo de gas, petróleo y carbón, no así la electricidad que en el Estado francés es de origen nuclear y no produce mucho dióxido de carbono. Sarkozy explicó que la cifra de 17 euros -tanto para empresas como para familias- se ha fijado en base del «valor del precio de mercado de la tonelada de carbono, un precio medio de 17 euros desde hace 2 años».

No obstante, advirtió de que «lo normal es que el impuesto se eleve dentro de unos años, cuando haya pasado un tiempo de adaptación de los comportamientos».

Esos 17 euros implicarán un aumento de 4,5 céntimos por litro de fuel; cuatro céntimos por litro en el caso de la gasolina, y 0,4 céntimos por kilovatio por hora para el gas, según datos oficiales.

De este modo, el Estado francés se incorpora a Suecia, que inventó el concepto, y a algunos otros países europeos que establecen una fiscalidad específica contra las emisiones de CO2, el gas responsable del calentamiento de la atmósfera.

Hostiles

La oposición del PS, en particular la ex candidata a la Presidencia francesa Ségolène Royal, tachó el nuevo impuesto de «socialmente injusto». Además, también suscitó reservas en la mayoría de la derecha.

Sus detractores temen que se trate de un impuesto encubierto que suponga una carga adicional para las familias con menos recursos. Según un sondeo publicado el pasado 3 de setiembre por la emisora radiofónica Europe 1, dos tercios de la población se muestra reacia al «impuesto del carbono».

Por su parte, los ecologistas manifestaron que las propuestas de París no son lo bastante ambiciosas.