Vecinos revelan que aguas fecales se filtran y deslizan por los accesos a Pagasarri
Vecinos de los barrios de Larraskitu y San Justo denuncian que los planes municipales para el entorno de Pagasarri no incluyan acabar con las aguas fecales que corren por algunos de los caminos de acceso.
Agustín GOIKOETXEA |
Las decenas de personas que a diario ascienden a Pagasarri a través del Camino de Larraskitu deben soportar las aguas fecales que serpentean carretera abajo. La causa, según denuncian montañeros habituales y los propios vecinos de Larraskitu y San Justo, es la ausencia de una red de saneamiento o pozos sépticos que recoja las aguas residuales de las viviendas del entorno.
Los usuarios de este pulmón verde de Bilbo fijan su atención en la Casa de los Guardas, aunque no se olvidan de otros inmuebles del barrio de San Justo «que carezcan de él, o lo tengan defectuoso». Quienes realizan la denuncia pública se dirigen a los responsables del Consistorio para que actúen, «en vez de destinar miles de euros a asfaltar un atajo, que ahora han bautizado como Pagasarribidea kalea».
Explican que, en verano, a pesar del pequeño caudal que sale de una tubería de la Casa de los Guardas, «los olores nauseabundos» se han acrecentado. Los montañeros aclaran que esta situación no es nueva para nadie.
«Toda la fisonomía de los alrededores de Pagasarri está siendo transformada a base de miles de millones de euros, pero no hay unos pocos para dos casas y un pequeño barrio. Todo Bilbao está siendo regenerado a base de cristal, acero y hormigón y no hay unos pocos metros de tubo de plástico y una pequeña retroexcavadora para conectar el saneamiento de unas pocas casas a la red general», manifiestan los montañeros.
«Se está invirtiendo cientos de millones en autovía, peajes, accesos, y todo tipo de parafernalia para que otros pasen por allí, y apenas a unos pocos metros de distancia de la tecnología punta implantada -subrayan los afectados por los olores- todavía hay casas sin saneamiento. Pero bueno ¿en qué ciudad vivimos? ¿En una cloaca?».
Los propios vecinos de San Justo recuerdan que, a pesar de que no hay red municipal de saneamiento ni alcantarillado, el Ayuntamiento de Bilbo les cobra la tasa en el recibo del agua.
No es la única queja de los ciudadanos que defienden Pagasarri y su entorno. Se fijan en los trabajos que se están acometiendo en la pista de La Teja, en sus cunetas, en las que se está empleando hormigón para, supuestamente, facilitar que las aguas de escorrentía se recojan y desciendan con facilidad. Los montañeros aseguran que estas obras no van a solventar parte de los problemas de las últimas lluvias intensas, ya que no son lo sufiente anchas ni profundas para captar el agua adecuadamente.
Critican que, tras reparar las pistas en los últimos meses, ahora se emplee todo tipo de maquinaria pesada «que destroza los caminos» para efectuar el hormigonado de las cunetas. Asimismo, argumentan que les parece «excesivo» el empleo de hormigón cuando, a poca distancia, se encuentran las pistas de Artabe, que han sido reformadas sin emplearlo.
«Resulta triste que después de que responsables municipales recorrieran estas pistas en elegante todoterreno para ver los efectos de las lluvias, luego se escatime el dinero para ejecutar mínimamente bien las medidas correctoras adecuadas. Resulta triste -añadieron- que sean incapaces de combinar naturaleza con progreso y que el hormigón sea lo único que sepan utilizar».
Los vecinos de San Justo y Larraskitu denuncian que, pese a que nunca han dispuesto de una red de saneamiento municipal ni alcantarillado, el Consistorio bilbaino les cobra esta tasa en el recibo del agua.
Los usuarios de Pagasarri critican que, tras invertir miles de euros en la reparación de la pista de La Teja, ahora se emplee maquinaria pesada para hormigonar las cunetas. Creen que destrozará de nuevo los caminos.