Romain Sicard superó el último trámite para adjudicarse la 46ª edición del Tour del Porvenir. El corredor labortano, con la clasificación general sentenciada desde la víspera, pudo disfrutar de la novena y última etapa, luciendo su maillot de líder por las calles de Besançon, aunque también hubo motivos para la inquietud.

Por un lado, los saltos que se produjeron continuamente a lo largo de toda la etapa -aunque la selección francesa impidió que ninguno de los rivales de su líder tomara ventaja-, pero, sobre todo, la sanción que impusieron los jueces al corredor de Orbea. Dos minutos de penalización por «ayuda irregular de un corredor de otro equipo» que, añadido a los segundos que rascó Tejay Van Gaderen en línea de meta, provocaron que Sicard ganara el Tour del Porvenir con apenas un segundo de ventaja respecto al estadounidense.

Así que, por la mínima, pero el de Hazparne pudo celebrar la victoria más importante de su todavía corta carrera como profesional. Se convirtió en el sexto corredor vasco en adjudicarse el Tour del Porvenir, culminando la etapa que arrancaba hace un año cuando fichaba por Orbea. Antes, desde sus primeras pedaladas con el maillot del VC Tarnos, se había acostumbrado a levantar los brazos con relativa asiduidad. Con el equipo de Álvaro González de Galdeano ha mantenido la progresión, constatando, además, que es más que un pistard.

Su primera victoria como profesional, de hecho, llegaba con la Subida al Naranco el pasado mes de mayo. Y repetía tres semanas después en otra ascensión, en la etapa reina de la Ronde de l'Isard, con final en Plateau de Beille. En el Tour del Porvenir ha dado un paso más: fue segundo en la montañosa jornada de los Vosgos, pero también se adjudicó la contrarreloj con la que sentenció la prueba. Una antesala inmejorable para la nueva etapa que arrancará el próximo año, cuando defienda los colores de Euskaltel-Euskadi.