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Anjel ORDÓÑEZ I Periodista

Millenium al cuadrado

Acabo de consumir las últimas líneas de la saga «Millenium», del desaparecido Stieg Larsson. «Qué original», pensarán ustedes. Otro día hablaremos de literatura y consumo; hoy, de momento, me conformo con arrancar esta columna, que nunca es poco. A lo que iba: dejando a un lado la ficción, la obra traslada un semblante de la Suecia actual que para muchos habrá supuesto el desmoronamiento del mito nórdico. La carga crítica que soportan las líneas de la trilogía sacude sin piedad a gran parte de los estamentos e instituciones del país, protegida, eso sí, bajo el paraguas del hecho literario, pero, por lo demás, sin apenas concesiones. La corrupción, en sus múltiples formas, se derrama en abundancia por la economía, la sociedad, la política... y los medios de comunicación suecos.

A eso voy. Larsson se vale de uno de los protagonistas, Mikael Blomkvist, periodista, para dibujar con precisión un cuarto poder caricatura de lo que fue, minado por la sumisión y la servidumbre, en el que el respeto por la información veraz es una rara excepción a la norma. ¿Les suena todo esto? Claro que les suena: es lo que día a día contemplamos y padecemos, mutatis mutandi, en nuestro entorno más cercano. Y para muestra un botón: esta misma semana, el consejero de Interior del Gobierno de López, Rodolfo Ares -ya le llaman Rudolf-, hablando de la dudosa legalidad del secuestro policial de las fotos de represaliados vascos ante la máxima expresión del poder popular, el Parlamento, ha dicho lo que sigue: «No nos enredemos en cuestiones legales», que es la versión coloquial y eufemística de uno de los principios básicos de los sistemas totalitarios: «Que la ley nunca estropee una política represiva eficaz». Y aquí no ha pasado nada. El jefe de los policías, el que guarda las llaves de las pistolas y ordena colocar las esposas, insinúa que las leyes no van a poner freno a sus pretensiones contra un amplio sector social de este país, y los periódicos, radios y televisiones -con honrosas excepciones- pasan de puntillas. Carta blanca.

Si han leído «Millenium» conocerán a Lisbeth Salander y ya sabrán cómo se enfrenta al sistema cuando éste la convierte en desagüe de sus miserias. Por eso, sólo la verdadera solución de los problemas evita problemas mayores.

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