La balada de Chet Baker
«Let's get lost»
Más de veinte años después de su realización, este documental sobre Chet Baker sigue conservando intacto su poder estremecedor, dejando entrever al genio que había detrás de aquella tortuosa trompeta.
Mikel INSAUSTI |
El Festival de Cannes ha recuperado con todos los honores este documental de 1988, que ganó entonces el Premio de la Crítica en Venecia y fue nominado al Óscar a la mejor película del género. Quedó como una pieza de culto, por su valor de testimonio póstumo de la enorme figura musical y humana de Chet Baker, a quien el fotógrafo y documentalista Bruce Weber se acerca utilizando los contrastes de la fotografía en blanco y negro para plasmar los claroscuros de su vida y muerte.
Recoge imágenes y sonidos de su última gira europea, con el trompetista en pleno declive físico a los 58 mal llevados. Es la etapa en la que se dedicó más a cantar, en un estilo melódico arrastrado que equiparaba al de su dramática y sobrecogedora trompeta. Oírle entonar «My Funny Valentine» es como asistir a un funeral jazzístico por los viejos tiempos, cuando el joven Chet Baker compartía escenario con Charlie Parker, Gerry Mulligan, Zoot Sims o Art Pepper.
La leyenda negra de Chet Baker está muy presente en la película, y así sus familiares no tienen buenas palabras para él, tal como dejan traslucir las entrevistas con quienes sufrieron la parte más amarga del carácter errático del músico. Las míticas fotos de William Claxton, que le convirtieron en el James Dean del jazz, hablan de un atractivo juvenil cruelmente fugaz, desperdiciado en películas italianas de serie B. La pérdida de la dentadura a resultas de un ajuste de cuentas le cambió la expresión, y, según los entendidos, la manera de tocar la trompeta. Nunca fue un personaje abordable y ello ayudó a mantener el misterio, que Weber intenta desentrañar en «Let's Get Lost», título coincidente con el del disco que Baker grabó durante la filmación del documental. El realizador se ganó al esquivo artista gracias a que conocía a muchas modelos que le presentaba con tal de granjearse su confianza. Aún y todo es difícil saber lo que realmente ocurrió en el hotel de Ámsterdam donde murió. La versión oficial habla de suicidio, pero hay quien afirma que cayó al vacío al querer entrar a su habitación por la ventana, después de que el recepcionista le negara las llaves por falta de pago.