Ayer citábamos la soflama del «Abc» para someter por el hambre a los ayuntamientos rebeldes de Catalunya. Y como si se tratara de piezas de dominó, ayer en «El Imparcial» Luis María Ansón (que anda en esto del periodismo yo calculo que desde los tiempos de los Reyes Católicos) sumaba sus loas y aportaba su ficha a la nueva campaña del alarmado nacionalismo español. Iniciaba la pieza con las loas: «Excelente reportaje de Iva Anguera de Sojo en ABC. Resulta que a los Ayuntamientos secesionistas de Cataluña se les ha beneficiado con 575 millones de euros del Plan E. Una dádiva más de Zapatero I el de las mercedes que permitirá a varios municipios catalanes pagar los gastos que estimulan el secesionismo». O, tal vez, a pavimentar las calles, poner farolas y adecentar los jardines. ¿Por qué no?

Llega la hora de los reproches: «Todos los Gobiernos de la democracia han sido culpables de conceder a la Generalidad el control de la Educación y de los medios de comunicación públicos. Los partidos nacionalistas han puesto todo ello al servicio de la independencia de Cataluña, cada año de forma más descarada. Zapatero, además, les ha concedido un Estatuto por el que no estaba interesado ni el 5% del pueblo catalán. Sólo le importaba a la clase política que quiere mandar más. Zapatero ha entregado el Estatuto a cambio de un plato de lentejas, del plato de escaños catalanes en el Congreso de los Diputados. Para colmo, cuando decidió el despilfarro del plan E, no tuvo la prudencia de limitar el reparto de los dones y los municipios separatistas se han beneficiado de un maná cercano a los 100.000 millones de las antiguas pesetas». Cuando dice «prudencia» debe interpretarse «chantaje».

Y para el final, la alerta roja: «Estamos en el disparate, en la incongruencia, en la improvisación, en el todo vale. Nadie sabe adónde nos van a conducir las ocurrencias de Zapatero. Carod Rovira se frota las manos. Mas y Durán Lleida se han subido ya al carro secesionista que se presume ganador. Y en cualquier momento el PSC hará lo mismo. Pero Zapatero asegura que aquí no pasa nada y, como la marquesa Eulalia de Rubén, sonríe, sonríe, sonríe...». Cualquier día arroja la toalla.