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ZINEMALDIA

«The limits of control» Viaje a ninguna parte

K.L.

Y reflexiono: ¿Qué ha pretendido contarnos Jim Jarmusch? Esa es la pregunta con la que quiero dar cierto sentido al desconcierto general que he padecido tras visionar la última propuesta del autor de “Flores rotas”. Lejos de ser un caso único tras la proyección, han sido muchos los que se han dirigido a la rueda de prensa que ofrecía este cineasta independiente para descubrir el extraño significado que encierra este enigma dentro de un misterio que lleva por título  “The limits of control”.

A medida que avanzaba el metraje de este interminable viaje que nace en Madrid, hace escala en Sevilla y culmina en Almería, cobra forma una especie de gran broma orquestada a base de silencios prolongados, terrazas, tablaos flamencos y notas criptográficas ocultas en cajas de cerillas. Ignoro lo que se oculta tras el semblante cincelado en roca del actor Isaach De Bankolé, ni los motivos que le llevan a protagonizar un viaje incierto en el que se cita con un variopinto de personajes con los que comparte monólogos con ínfulas filosófico-existenciales. Da la sensación de que Jarmusch tenía muy poco que contar y que todo el filme se traduce en una excusa para colocar en cada escala de este viaje a actores-reclamo como Tilda Swinton, Luis Tosar, John Hurt y Gael García Bernal, que sirven para mitigar lo irremediable: el tedio. Para colmo de males, el filme culmina con un epílogo que termina por enredar mucho más al patio de butacas y en el que, al parecer, Bill Murray encarna todos los males norteamericanos, o algo así.

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