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Golpe de Estado en Honduras

Micheletti reprime duramente al pueblo tras el regreso de Zelaya

Los hondureños no se amilanaron e hicieron frente al toque de queda decretado por el usurpador Roberto Micheletti tras la confirmación del regreso de Manuel Zelaya a la Embajada brasileña de Tegucigalpa. Las fuerzas golpistas reprimieron a quienes se acercaron a solidarizarse con Zelaya. Varias fuentes consultadas por GARA aseguran que hubo muertos.

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Ruben PASCUAL

Las acciones represivas de la Policía y el Ejército se sucedieron sin cesar a lo largo del día de ayer en la capital hondureña de Tegucigalpa y se saldaron con varios muertos -la cifra varía según la fuente-, decenas de heridos y centenares de heridos.

La noticia saltó hacia el mediodía [20.40 en Euskal Herria] cuando diversas agencias informativas confirmaron que el presidente constitucional Manuel Zelaya había regresado a Honduras con el objetivo de desmontar la estructura golpista elaborada por los seguidores de Micheletti 86 días antes.

Micheletti se apresuró a desmentirlo, asegurando que Zelaya se encontraría en un hotel nicaragüense.

Sin embargo, su versión se desmontó por sí sola cuando el presidente legítimo apareció en el tejado de la Embajada brasileña de Tegucigalpa, gritando «Patria, restitución o muerte».

«¡Sí se pudo!»

En ese mismo instante, el Ejecutivo usurpador decretó un toque de queda «en todo el país». Para entonces ya era tarde, porque, nada más tener conocimiento de la noticia, miles de personas se echaron a la calle para celebrar, entre gritos de «¡sí se pudo!», el retorno del presidente que habían elegido.

El periodista Andrés Thomas, uno de los pocos que consiguió estar dentro de la Embajada brasileña, explicó a GARA que «desde que ayer se escuchó la noticia [del regreso de Manuel Zelaya] la gente empezó a celebrarlo mucho».

«En eso de las 5.30, la policía y los militares comenzaron a reprimir completamente a la gente», añadió Thomas.

En este sentido, explicó que en la Embajada se vivieron momentos de tensión y los presentes se vieron «afectados» debido al gas lacrimógeno lanzado por los policías y militares.

«En la calle era mucho peor. Hay muertos», agregó el periodista del programa «Democracy now», en referencia a las duras cargas policiales en contra de los seguidores de Zelaya.

A este respecto, diversas fuentes señalaron que , además de las decenas de heridos y centenares de detenidos, al menos dos personas habrían fallecido en enfrentamientos con la policía y el Ejército.

Tras varias horas de incidentes entre pelotazos, gases lacrimógenos y sirenas estridentes, los golpistas establecieron un cerco de 500 metros alrededor de la sede diplomática de Brasil.

Sin embargo, los incidentes y la represión no finalizaron. El periodista Tim Russo, que se encontraba en las calles de Tegucigalpa, declaró a GARA que la Policía había entrado a diversos barrios humildes, agrediendo y amenazando a sus habitantes.

Prosiguen las protestas

«Están utilizando el pretexto del toque de queda para entrar en las colonias más humildes», explicaba, añadiendo que incluso habían arrojado gases dentro de las casas. «En algunas de las casas había niños recién nacidos», agregó.

Pese a las medidas represivas, los hondureños, siguiendo la tónica de los últimos 87 días, se echó a la calle para reclamar la restitución del presidente constitucional y montar barricadas que impidieran el paso de las patrullas motorizadas de la Policía que realizaron dichas redadas en los diferentes barrios de Tegucigalpa.

«No pinta bien», afirmaba Russo al advertir que la represión sólo va a conseguir «enfurecer a la gente contra Micheletti y la Policía Nacional».

Tim Russo añadió que la cifra de detenidos podría ascender «por encima de los 800», frente a los 150 que declaró el comisario de la Policía Nacional, David Molina.

Por su parte, la Embajada brasileña -que sufrió cortes de agua y luz- se apresuró a advertir de que cualquier amenaza contra Zelaya, su familia o la sede diplomática supondría «una flagrante violación del derecho internacional».

El Ejecutivo golpista aseguró ayer que no irrumpirá en la sede diplomática brasileña, porque «nos traería mayores problemas». No obstante, instaron a Brasil a otorgar asilo político a Zelaya o entregarlo a la policía.

Respecto al presidente legítimo Manuel Zelaya, Andrés Thomas subrayó «el espíritu ecuánime y de reconciliación» del derrocado mandatario.

«Insiste en reunirse con la sociedad civil, pero también con Micheletti para entrar en un diálogo», añadió Thomas, asegurando que ello representa «el compromiso que el presidente Zelaya tiene con su pueblo».

Sobre las expectativas de Zelaya en el devenir de la (hasta ahora) insuficiente actuación de la comunidad internacional, Thomas explicó que el presidente electo «confía en que se actúe con determinación» contra Micheletti, pero remarcó que también tiene una gran confianza «en el pueblo, que ha mantenido su lucha a lo largo de estos 86 días».

APOYOS

A lo largo del día de ayer, se sucedieron las declaraciones de apoyo por parte de diferentes países a Zelaya y emplazaron a solucionar la crisis política que se vive en Honduras desde el golpe de Estado de junio.

15 HORAS DE VIAJE

Manuel Zelaya explicó que arribó a Tegucigalpa tras un viaje de 15 horas utilizando diferentes medios. Brasil añadió que «nosotros no planeamos nada» y que el presidente electo llegó por medios «propios y pacíficos».

GOBIERNO GOLPISTA

El régimen usurpador de Micheletti rechazó que la llegada de Zelaya se haya producido debido a un fallo de sus servicios de inteligencia. Justificó que la frontera tiene «muchos puntos ciegos».

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