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ZINEMALDIA

Robert Duvall es el ermitaño que confesó para morir

Aaron Schneider pasa de encargarse de la fotografía de una película a dirigirla con «Get Low», su ópera prima, protagonizada por el veterano Robert Duvall en el papel de un anciano que desea celebrar su funeral en vida mediante una fiesta donde aprovechará para contar el secreto que esconde. La otra película a competición ayer en la Sección Oficial fue la fábula mística «Hadewijch», de Bruno Dumont, sobre religión, fe y fanatismo hermético.

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Ariane KAMIO | DONOSTIA

La Sección Oficial acogió ayer el primer largometraje dirigido por Aaron Schneider, conocido en el mundo del cine por su trabajo como fotógrafo. En esta ocasión, el director se dispuso a rodar «Get Low», un título protagonizado por el veterano Robert Duvall. Al hilo de una fantasía sureña, la cinta combina el folklore, la fábula y la leyenda basada en la misteriosa historia real de un ermitaño de Tennesse, Felix Bush quien, en los años 30 organiza y asiste a su propio funeral mientras aún está vivo. Felix, un salvaje incorregible e inadaptado social, ha sido prácticamente engullido por el siniestro poder de las historias que corren en el pueblo en torno a él, hasta que encuentra el valor suficiente para, en el día de su funeral, hacer una confesión sorprendente acerca de por qué decidió dar la espalda a la sociedad.

Duvall, ganador de un Óscar en 1983 y receptor del premio Donostia en 2003, aseguró que ha interpretado a un personaje «complicado e interesante; rural y hermético al mismo tiempo». A su juicio, Felix Bush pasa encerrado los últimos cuarenta años de su vida «en busca de su muerte real. Todo lo que ocurre antes de contar su historia es mentira, un teatro. Cuando confiesa públicamente los hechos, es cuando siente que puede morir tranquilo».

Duvall, que ha protagonizado clásicos como «Apocalypse Now», «El padrino» u «Open range», explicó que para interpretar el papel del viejo ermitaño no tuvo que «darse golpes en la cabeza» para interpretar el guión; «me limité a seguir el texto», dijo. A pesar de que sea un actor veterano, confesó que aún le quedan cosas que le gustaría hacer. «Hace unos años, cuando participé en `Colours', la gente me preguntaba si no me aburría haciendo cine. No me gusta planificar mi futuro; prefiero tener una sorpresa que me espere a la vuelta de la esquina, por lo que me gusta seguir haciendo lo que hago». El actor estadounidense no se plantea volver a ganar un Óscar. «Ése es un tema muy político -dijo-, si sucede, sucede. Lo importante es intentar hacer un buen trabajo».

Por su parte, Aaron Schneider, ganador de un Óscar por el cortometraje «Two Soldiers», afirmó que fue «un privilegio y un honor» compartir este proyecto con Duvall, siendo «uno de los iconos cinematográficos americanos» y convirtiéndose su presencia en uno de los atractivos que le empujaron a aceptar este trabajo. Por contra, confesó haberse sentido «algo nervioso» antes de comenzar a dirigir la cinta, ya que «sabía que él había pasado por mi misma situación en numerosas ocasiones, por lo que hice todo lo posible para que se sintiera cómodo durante el rodaje».

Duvall comparte reparto con el cómico Bill Murray, quien interpreta al dueño de la funeraria encargado de organizar el «funeral en vida» del señor Bush. Schneider consideró que Murray «trajo una energía y sentido del humor muy grandes» al rodaje, una faceta que provocó que el resto de actores «sacaran lo mejor de sí mismos». «A Bill le encanta hacer múltiples cosas, diferentes tomas; le gusta experimentar», aseguró.

Entre el amor y la locura

La segunda película a competición fue «Hadewijch», dirigida por Bruno Dumont, premiado en el festival de Cannes en 1999 por su película «L´humanité», cuya proyección fue recibida por el público con más pitidos que aplausos. El director francés centra su historia en Hadewijch, una joven novicia aturdida y extasiada por la fe ciega, que es expulsada del convento por la madre superiora para que «viva en el mundo».

La prensa reprochó a Dumont haber realizado un filme ambiguo; él, sin embargo, consideró que «lo ambiguo es la belleza que tiene Hadewijch y, esa belleza, al mismo tiempo, le involucra en cosas malas». Y es que el realizador de cintas como «La vie de Jesus» y «Flanders», acude a la religión fanática y al islamismo extremo. No obstante, dijo que aborda el amor como el «alter ego de la violencia». «Es la metáfora del amor humano» e invitó a interpretarlo desde una perspectiva «poética». Lo que más interesa al director no es la película en sí, sino llegar al espectador. Para ello, ha permanecido «en todo momento dentro del personaje de Hadewijch (interpretado por Julie Sokolowski)» y ha incitado su reflexión. Para conseguir su objetivo, Dumont utiliza planos fijos de larga duración: «Es una forma de dialogar con el espectador, quiero vuestro tiempo, y el tiempo que requiere la meditación es lento. El espectador tiene que meterse en el plano y, cuando creo que ya está dentro, lo cambio», apuntó.

 

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