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Audiard: «El problema es que tenemos un sistema carcelario heredado del XIX»

El guionista y director francés Jacques Audiard presentó ayer en Zabaltegi Perlas su película «Un Prophète». Ganadora del Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes 2009, cuenta la historia de un joven que ingresa en prisión y que aprende a sobrevivir como puede entre las distintas bandas de la cárcel. El director nos recibió ayer en el hotel María Cristina, donde, a velocidad de vértigo, desgranó algunas de sus impresiones sobre este proyecto.

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Ane ARRUTI | DONOSTIA

Habitación 103 del hotel María Cristina, 14.45 horas. Quince minutos escasos antes acaba de terminar en el teatro Victoria Eugenia el pase de prensa de la película «Un Prophète». Tres periodistas, grabadora en mano y revisando las preguntas, esperamos junto a la traductora a que llegue el director y coguionista de la cinta, el francés Jacques Audiard (París, 1952), con quien esperamos charlar sobre la película ganadora del Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes y que ha recibido la ovación de crítica y público. Además, este título ha sido elegido para representar al Estado francés en los Óscar.

Tras terminar su café, el director de «De latir mi corazón se ha parado» o «Un héroe muy discreto» y considerado el maestro del thriller francés, llega a la habitación. Saluda sonriente a todos los presentes, deja el sombrero y la chaqueta en un sofá y se prepara para el cuestinario. Ya nos advierte la responsable de prensa: «Tenéis poco tiempo, así que empezad cuanto antes».

El tener que compartir la entrevista con dos medios españoles nos obliga a tener que esperar a preguntas que se centran en comparaciones sobre el cine francés y español, Almodóvar u otras reflexiones del estilo. Cuando nos llega el turno, aprovechamos para introducirnos ya en el cogollo de la película que Audiard trae a Donostia. Le preguntamos su opinión sobre la función reinsertadora de las cárceles, cuestión que, en la historia de la película, queda totalmente desacreditada. Aunque subraye que en todo momento ha querido hacer ficción, el cineasta francés destaca que «el proceso de encarcelamiento francés se ve, más bien, desde un punto de vista de la represión, no hacia la reinserción. Tenemos un sistema heredado del siglo XIX y me parece que eso es un grave problema. Creo que es una cuestión nacional, como lo puede ser la educación».

El director reconoce que antes de rodar la película visitó solamente dos prisiones, una de ellas en Suiza, y «aquello parecía un colegio mayor, de lo bonito que era». En esa labor de documentación no quiso conocer de primera mano más cárceles porque, explica, «quise abordar este proyecto como pura ficción. Enseguida me dije que no quería hacer un documental, que no me interesaba. Los que sí que trabajaron mucho en investigación y en recabar información fueron los responsables de decorados, estilismo, reparto... porque todo lo que se ve en la película es falso», aclara.

¿Pero dónde y cómo surge el proyecto? «No soy un gran conocedor de las películas carcelarias -se sincera el realizador francés-. En el origen se encuentra un guión que llegó a mis manos hace unos cuatro años, un guión de Thomas Bidegain (con quien ha trabajado luego como coguionista). Lo que me interesó fue la combinación de la cárcel, los árabes, los corsos... Esos elementos ya estaban en el guión y fue lo que me llamó la atención. Sobre todo, la presencia de los árabes».

Audiard explica además que tras su última película -«De latir mi corazón se ha parado» (2005)- le apetecía cambiar de registro. «Me pregunté qué era lo que quería hacer, si seguir con el mismo tipo de actores o buscar nuevas caras. Lo que me interesaba era buscar nuevas culturas, nuevas maneras de trabajar, y ese guión me ofrecía todo eso. Quería revitalizar esa idea del nuevo casting».

Ex presos como figurantes

Además de utilizar actores con poca o ninguna experiencia, muchos de los figurantes que aparecen en la película han estado encarcelados anteriormente. «Para mí era importante alejarme un poco de la realidad, porque siempre resulta un poco molesto en el proceso de creación», explica. «Para aportar un efecto real a la historia, me apoyé mucho en los figurantes. La mayoría de ellos ya habían pasado por la cárcel. Todos esos extras, al final, acaban siendo como un tercer personaje que aporta el efecto de realidad». Cuenta que ello facilitó en gran manera su trabajo de dirección, ya que, los figurantes conocían mejor que él mismo qué debían hacer: «No hacía falta que yo les dijera cómo tenían que andar por los pasillos o cómo bajar al patio. Les salía totalmente natural y actuaban de manera muy sencilla».

Fórmula para sobrevivir en la cárcel

La historia de «Un prophète» (Un profeta) nos introduce en la dura vida de una cárcel francesa en la que varias bandas disputan su dominio. Muestra a un joven de diecinueve años, aparentemente frágil e indefenso, y que no sabe ni leer ni escribir, que ingresa en prisión para cumplir condena durante seis años.

De origen árabe, el protagonista Malik El Djebena será acorralado y, si quiere sobrevivir, tendrá que cumplir las órdenes y misiones de Luciani, el líder de la banda corsa que domina la cárcel y que tiene, además, a su favor a varios de los carceleros. A medida que va pasando el tiempo, Malik empieza a preparar sus propios planes e interactúa con diferentes bandas.

El joven actor Tahar Rahim es quien, durante casi las dos horas y media que dura la película, se deja la piel en la pantalla con su interpretación de Malik. Intérprete con apenas experiencia en la gran pantalla, es una de las apuestas que ha realizado el director Audiard en este trabajo. Destaca también la actuación de Niels Arestrup en el papel del líder de la banda corsa.A. A.

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