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CRÓNICA I Ficheros genéticos

Juicio en Baiona a un rebelde con causa

El tema de la toma de muestras ADN casi sistemática por parte de la Policía francesa vuelve a estar en primera línea de la actualidad por el juicio al que será sometido Jean-Mixel Aizager el martes en Baiona. La conferencia que el colectivo Oldartu organizó la tarde-noche del miércoles en Baiona atrajo a numeroso público.

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Arantxa MANTEROLA I

Tras haber sido condenado por los incidentes ocurridos en enero de 2008 en Donapaleu, en relación con el intento de expulsión del caserío Kako de otro agricultor, el baserritarra-sindicalista que fue conminado a facilitar muestras fisiológicas para, una vez establecido su ADN, pasar a engrosar el fichero de huellas genéticas que en el Estado francés cuenta ya con cerca del millón de personas fichadas, se reafirmó en su negativa a acceder a lo que él define como «violación de su patrimonio personal» o «robo de su intimidad». Ya durante la primera detención, Aizager, que confesó estar concienciado con el tema, rechazó aportar muestras por considerar que, si no se resiste a este tipo de actuaciones, aun estando avaladas por la ley, «estamos haciendo dejación de nuestra libertad y menguando la de futuras generaciones».

Su actitud desobediente le puede costar hasta un año de cárcel y 15.000 euros de multa. Y, además, puede volver a ser requerido para facilitar muestras y, si mantiene su oposición, ser juzgado de nuevo tantas veces como persista en la misma.

Ya lo expuso claramente su abogada Anne-Marie Mendiboure: cualquiera que esté condenado por una larga lista de delitos entre los que, según reza el Código Penal, entran las «infracciones» que pudieran cometerse durante la acción sindical, va a quedar inscrito durante 40 años en los citados ficheros. Ese periodo puede verse reducido a 25 años en el caso de que «sólo sea sospechoso» de estar implicado en los hechos que se le reprochan. Uno puede negarse a dar su consentimiento para la toma de muestras, pero -colmo de esta presunta libertad- corre el riesgo de ser juzgado por ello.

Aizager volvió a decir «no» cuando se lo requirió la Fiscalía y dice que lo seguirá haciendo por cuestión de principio. «He trabajado durante seis años en estudios sobre el ADN con animales de mi caserío para determinar su huella genética, pero nosotros no somos animales. Una `democracia liberal avanzada´ como puede denominarse la francesa necesita que los ciudadanos asintamos para legitimar sus procederes. Por eso utiliza la presión, el miedo y la ignorancia de la gente. El estado de cosas que se está instaurando poco a poco me hace recordar a la misma historia que hace setenta años hizo temblar al mundo. Yo no estoy dispuesto a acceder a ello. Es nuestra obligación no perder nuestra libertad para poderla traspasar a nuestros hijos», afirma tajante este baserritarra-sindicalista.

Todo un desafío al poder establecido que, como es habitual, no dudará en utilizar sus resortes represivos contra estas «actitudes insumisas».

Decenas de personas participaron el miércoles, tanto en Errenteria como en Basurto, en los actos llevados a cabo en recuerdo de los militantes de ETA Egoitz Gurrutxaga y Hodei Galarraga. En imagen, la instantánea enviada a GARA.

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