El zaguero de Azkoitia Jokin Etxabe se despidió ayer por la tarde del remonte profesional con un buen sabor de boca, al vencer por la mínima en el partido estelar de un ambientado frontón Galarreta. Suena a tópico, pero a pesar de que el resultado no fuera lo más importante ayer, y que lo realmente esencial era homenajear la extensa labor del remontista guipuzcoano, siempre será más dulce recordar tan señalado día con el triunfo que cosechó ante Uterga y Lizaso por 40-39.

Fue un partido bastante igualado, en el que Etxabe ofreció una última lección de su juego luchador. De hecho, el último tanto del partido fue una excelente muestra de ello. Tras más de una hora de intenso peloteo, el marcador marchaba con un apasionante 39-39.

El momento clave llegó, y no podía venir más difícil para el homenajeado. La pelota pegó en rebote, y obligaba a Etxabe a devolverla de revés: es uno de los golpeos más difíciles que hay en el remonte, de esos que casi siempre suman para el marcador del contrario. Pero ayer no. No quería despedirse con un error, y el destino sabía cómo hacerlo para que la despedida fuera perfecta. Etxabe tiró de ingenio, puso una gota de experiencia, otro pequeño chorro de ganas, y devolvió con gran maestría la pelota. El tanto cambió de color en décimas de segundo.

La respuesta del jugador azkoitiarra fue crucial en el devenir de esa jugada, del partido, y en definitiva de toda una carrera de un pelotari. Y es que tras ese lance, su compañero Uterga tiró un pelotazo de revés a la chapa, y en ese instante acabó el choque.

Mezcla de sentimientos

Jokin Etxabe se mostraba satisfecho por el triunfo, aunque confesaba sus nervios durante varios momentos de la despedida. «Estoy contento por el partido. Uterga y Lizaso nos lo han puesto muy difícil, pero al final hemos ganado», decía con una sonrisa de oreja a oreja. «En el último tanto parecía que la victoria era suya, pero nunca hay que darse por vencido. He llevado a buena un rebote complicado y hemos ganado. Es para estar contentos», añadía.

Preguntado sobre los pensamientos que rondaban su cabeza al ver que era su última vez de blanco, su respuesta, con un gesto entre pena y alegría, era clara: «He intentado estar centrado en el partido, aunque cada vez que había un descanso no podía evitar pensar que cada vez faltaba menos». No faltó la pregunta sobre las emociones que tan a flor de piel están en estos partidos: «Al final me he emocionado. He recibido muchos aplausos y me he sentido muy arropado», concluyó el experimentado remontista.