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Alpes Macizo del Mont Blanc

Jóvenes franceses responden con decotación a «Divine Providence»

Durante el pasado verano, el grupo de jóvenes alpinistas de la FFCAM realizó la tercera ascensión en libre (algunos a vista, otros al flash) de la vía en roca más dura del macizo del Mont Blanc. También la decotaron.

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Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Hablar de la vía «Divine Providence» es hablar de algo grande. Como lo es también el escenario donde está ubicada: la Brenva (macizo del Mont Blanc). La verdad sea dicha, no se la puede catalogar simplemente como una pared. Son muchos los escaladores-alpinistas que definen ese marco como un mundo, un gran templo, donde se han firmado algunas de las actividades que han marcado tanto a esa zona como a todo el arco alpino.

Pues bien, allí, en la salvaje Brenva, está dibujada una de las grandes obras de la historia de la escalada alpina: «Divine Providence». Una línea que acaba en un pilar a nada más y nada menos que a 4.243 metros de altura. Dicho de otra forma, quien quiera atreverse con esa ruta tendrá que estar muy habituado a las exigencias de la altura; y es que tiene una dificultades técnicas muy grandes.

Para hablar de la historia de esta mítica vía tenemos que retroceder a 1984. En cuatro días de actividad, entre el 5 y 8 de julio de ese año, los ilustres alpinistas Patrick Gabarrou y François Marsigny daban forma a una obra que entrará en los anales de la escalada de los Alpes. Fue una escalada épica con unos resultados de dificultad de 6b y A3.

Gabarrou y Marsigny abrieron la caja de Pandora, y, a los seis años de su apertura, en 1990, otros dos grandes alpinistas (Alain Ghersen y Thierry Renault) firmaban la primera repetición en tres días. Lo bueno de la historia de estos escaladores es que llevaron la filosofía del libre a «Divine Providence», ya que transformaron el A3 en 7c y sólo realizaron 3 pasos de artificial. Y estamos ante una mole de 900 metros

Un año más tarde, esta vía que asciende de forma directa el Gran Pilar d´Angle, quedaba prácticamente liberada. Los británicos Andy Cave y Paul Jenkinson resolvían el problema anterior, pero descansaban en unos escasos anclajes.

La hora D del libre, es decir, la primera ascensión íntegramente en libren llegaba en 2002. El suizo Denis Burdet, junto a su compatriota Nicolas Zambetti, escalaba en libre y a vista todas sus tiradas en terreno desequipado; incluso la de 7c.

Jóvenes franceses

Muchas historias, grandes actividades... las que se han llevado a cabo en «Divine Providence». Pero todavía hay un hueco para la sorpresa. El Groupe excellence alpinisme de la FFCAM, es decir, el grupo de jóvenes alpinistas de esa federación realizó el pasado agosto un stage en Chamonix.

Dirigidos por Christophe Moulin y con la ayuda de, entre otros, Sthépane Benoist, escalan tres días en el Tridente de Tacul y el Gran Capucin. En el primero, por ejemplo, se hacen con «Les intouchables» a vista, una vía de 250 metros y 7b+. A recalcar la primera ascensión de una chica: Chloé Graftiaux.

Pero lo bueno del stage llega con «Divine Providence». En cordada de cuatro se juntan los «alumnos» Antoine Bletton, Dimitri Messina y Benjamin Guigonnet y el profesor Benoist. Todos ellos escalan en libre la vía; algunos a vista y otros al flash. Es la primera vez que una cordada de cuatro escala en libre.

Un resultado espectacular, sobre todo si tenemos en cuenta el carácter de la vía. Si eso fuera poco, los escaladores decotan, sí decotan, algunos de los largos duros. Según adelanta a GARA Benoist, el último largo duro (7b/c) pasa a un pequeño 7a. El primer largo duro de 7a+ baja a 7a y el segundo largo duro de 7b a 7a. Han dejado claro que la cantera está que se sale.

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