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Encuentros de la literatura euskaldun con la kurda e irlandesa en la Bienal de Venecia

Las conferencias internacionales sobre literatura generalmente suelen tener la imagen de ser un marco de discusión entre escritores y expertos en la materia, encerrados en espacios austeros y alejados de la vida social diaria. Ese tópico, sin embargo, no se confirma en «Palabras sin fronteras», una conferencia sobre la literatura kurda y de otras culturas minorizadas que se ha desarrollado este fin de semana en Venecia.

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Giovanni Giacopuzzi

La propia sala San Lorenzo, donde ubica la muestra del arte y cultura kurda y en donde se han desarrollado los encuentros literarios, está imbuída de un ambiente realmente popular. Esa antigua iglesia desconsagrada se abre a una plaza con un mercado de fruta, con turistas y gente del sestiere (barrio) que se cruzan en una mezcla de múltiples lenguajes. Las estructuras de madera que conforman el cuerpo de Planetk, nombre dado a exposición dedicada a la cultura kurda dentro de la Biennale, son los módulos de un proyecto hecho por estudiantes de la universidad de arquitectura de Venecia para construir una escuela popular en África del Sur.

Sobre ellos descansan familias con sus comidas, después de extenuantes giras por la ciudad, comerciantes que quieren darse un momento de descanso y niños que juegan alrededor de la fuente que se encuentra en el centro de la plaza. El olor a fruta se mezcla con el del café que sale de la tienda Costa Rica, quizás la más antigua de la ciudad, donde si tomas uno, te puedes sentar sobre sacos de café de todo el mundo.

Los actos de «Palabras sin fronteras», que se desarrollaron entre el viernes y ayer, quisieron mezclarse con ese entorno popular, aunque no faltó un cita institucional y un poco austera con el homenaje al escritor de origen kurdo y lengua turca Yasar Kamal en el Palacio Ducale, en el mismo corazón de plaza San Marcos. El mensaje de saludo a la ciudad de Venecia enviado por el escritor reafirmaba su compromiso por la causa kurda y por un proceso realmente democrático en Turquía.

Asimismo, el director de cine turco Osman Okkan, que ha realizado un documental sobre la vida de Kamal y que ha sido tambien director de la sección documental de la televisión europea llamada Arte, afirmó que Turquía tiene una prioridad absoluta si quiere ser un país democrático, y no es otra que reconocer los derechos de lo kurdos.

La noche del viernes los actos se trasladaron hacia el antiguo Almacén de la Sal, un espléndido espacio recuperado y ocupado por los jóvenes de Venecia, en donde se presentó la pelicula «Corazón del tiempo», una historia de amor en una comunidad zapatista en la selva Lacandona. El director de la película, el mexicano Hermann Bellingausen, quien también dirige la revista cultural del diario «La Jornada"» y quien también participó en la conferencia sobre literatura, afirmó que la cinta ha sufrido importantes dificultades para ser distribuída en México, pero que, a su vez, ha tenido una buena acogida del público. Subrayó que rodar una historia de ficción sobre la vida cotidiana en las comunidades zapatistas ha resultado una experiencia diferente, porque ha significado hacer entrar el cine en unaa comunidades que no estaban en absoluto acostumbradas a esa forma artística. La película aborda las contradicciones entre algunas tradiciones de las comunidades nativas y el sentimento y la conciencia de formar parte de un proyecto de transformación social y reafirmación de la propia identidad cultural y social.

Ese encuentro en el Almacén de la Sal fue posible gracias a la contribución voluntaria de personas como Antonio, fotógrafo y cámara que está recogiendo las imágenes y las intervenciones de los ponentes cara a la realización de un documental sobre lo que está sucediendo en Venecia.

Al hablar sobre Euskal Herria, recordaba que su única experiencia profesional tuvo lugar en enero del año 1984, con motivo de un reportaje sobre el funeral del militante de ETA Mikel Goikoetxea, Txapela, el mismo sobre el que se centra el documental dirigido por Josu Martinez «Itsasoaren alaba», que en estos días se ha podido ver en el Zinemaldia donostiarra. En esta línea de colaboracion, algunas familias kurdas que residen en Venecia se han hecho cargo de preparar las comidas populares que durante estos días se han realizado en el espacio de la conferencia.

Se trata, pues, de una iniciativa de profundizacion literaria, de encuentro con los acontecimientos diarios de la ciudad, tanto que durante los actos se anunciaban también las manifestaciones realizadas ayer para protestar contra los episodios violentos y xenófobos protagonizados por militantes de la Liga Norte, el partido racista que gobierna en Italia junto al del presidente Berlusconi.

La lectura en kurdo es dificultada por la situación de opresión y negación derivada de ser una nación sin Estado. Durante 85 años, el idioma kurdo ha estado prohibido en Turquía. No se podía aprender ni enseñar. El 70% de la población kurda que ha pasado obligatoriamente a la escuela turca tiene dificultad en leer en kurdo. Desde hace cinco años se han podido impartir algunos talleres de enseñanza. «Yo mismo doy algunos cursos de enseñanza del kurdo y he publicado un diccionario kurdo-turco, porque también el alfabeto es diferente. Así que ser escritor kurdo significa no sólo escribir, sino también publicar y enseñar el idioma. Es una tarea completa: hay que preparar al lector y crear el terreno para la difusion literaria», afirmó el escritor Dilawer Zeraq.

«En Siria es aún peor -añadió el escritor kurdo-sirio Helim Yusif-. He publicado una obra en el Kurdistán turco y, para poder tener 500 copias, he debido pagar a un contrabandista para pudiera llevármelas. En otra ocasión, publiqué un libro en árabe en el Líbano. Pagué también a un contrabandista, pero aquella vez perdí tanto el dinero como el libro porque el contrabandista me dijo que había sido secuestrado por los servicios de información sirios. Entonces, a través de la asociacion de escritores sirios, puede contactar con el Ministerio de Información y, cuando fui allí a pedir mis libros, me dijeron: 'Nosotros hemos cogido tus libros, pero no hemos ido a por ti. Sin embargo, tú si vienes ahora a buscarlos. Es mejor que vuelvas a tu casa a que vayas donde están tus libros'. Ser escritor en kurdo es ser maestro, editor, ser pobre, ser esclavo y vivir con el miedo».

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