Después de cumplir su condena, Aintzane Orkolaga quedó libre el sábado, tras ser entregada por el Estado francés al español. La prisionera donostiarra, que se encontraba en huelga de hambre para exigir que no fuera entregada a las autoridades españolas, fue puesta en libertad al llegar al aeropuerto madrileño de Barajas. Orkolaga fue detenida en diciembre de 2001 en el suroeste del Estado francés. El Tribunal de lo Criminal de París la condenó a una primera pena de cinco años de prisión y una segunda de cuatro años.

Asimismo, se le impuso la prohibición definitiva de estancia en territorio del Estado francés, lo que supuso su entrega al Estado español, aunque según informaron desde el movimiento pro-amnistía la justicia española no solicitó su extradición.

Por la noche, al llegar a Donostia, fue recibida en el barrio de Gros por decenas de personas. Allí, hacia las 23.00 horas celebraron un acto de bienvenida. Orkolaga había llevado a cabo un ayuno de 17 días en la prisión de Bapaume, por lo que su estado físico era bastante débil.

La donostiarra inició en la prisión de Bapaume el 10 de setiembre la protesta en forma de huelga de hambre, ante el peligro de ser entregada a la Policía española.

Según informaron desde el movimiento pro-amnistía, la presa política «quería denunciar el peligro de expulsión y, por consiguiente, el peligro de tortura a la que se enfrentaba en caso de ser entregada a la Policía española».

Asimismo, señala este movimiento, «denunciaba que la responsabilidad ante lo que pudiera ocurrir después de quedar en manos de la Policía, también es del Estado francés, aunque éste intente lavarse las manos».

De la misma forma, al tener cumplida ya la condena impuesta por la justicia francesa, Orkolaga exigía con su iniciativa «el derecho a vivir libremente en Euskal Herria».

Durante los días que la donostiarra permaneció en huelga de hambre, desde el movimiento pro amnistía han alertado insistentemente de que «una vez más, una presa política vasca ha tenido que tomar una medida tan fuerte como ésta» y han recordado que «ésta es la única forma de reivindicar que se respeten sus derechos».