De vez en cuando, la vida nos regala noticias de las que estiran las comisuras de los labios. Un comunicado emitido el viernes por el sindicato de policía Synergie Officiers recuerda que el 29 de junio, «diez nacionalistas vascos sospechosos de estar implicados en acciones violentas» fueron detenidos por la policía y la gendarmería. Recapitulando: redada habitual de las de la juez Levert, de las que no tienen más objeto que aparentar que la Justicia funciona. De la docena de personas detenidas por atentar supuestamente contra intereses inmobiliarios, finalmente la juez envió a prisión a tres jóvenes, probablemente al azar, que ya conocemos cómo funciona el percal de la XIV Sección del Tribunal de Paris. Pero sigamos con el comunicado.

«En aquella ocasión», la de la operación de junio, vaya, «el capitán de gendarmería de la SR de Pau enarboló orgullosamente durante dos días en los locales de policía de Baiona una camiseta negra con inscripciones en letras blancas como `Fuck la police', poco dignas de un oficial de gendarmería e insultantes para con la institución policial en su conjunto. Repugnados, los policías presentes se dirigieron a su jerarquía y a los magistrados sin que haya habido ninguna reacción». Pobrecitos corazones heridos. No hay derecho a que un fucking militar les insulte así. Cómo no ser solidario con su dolor.

Sería del todo comprensible que estos policías franceses desearan secretamente que el capitán de gendarmería se paseara con su niqui por Donostia y que, víctima de las huestes de Ares, fuera detenido, aporreado y encarcelado por apología del terrorismo. Sería una de esas noticias que estiran las comisuras de los labios.