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Elecciones en Alemania

La hecatombe del SPD deja vía libre a una coalición de derecha

La debacle de los socialdemócratas del SPD -perdieron la friolera de un tercio de los votos- abrirá el paso a un gobierno de coalición entre la conservadora CDU-CSU y los liberales del FDP. El recuento electoral confirmó el castigo -aunque con desigual intensidad- a las grandes formaciones y el repunte de los pequeños partidos. Die Linke cumplió con creces sus expectativas logrando un 12% de los sufragios y consolidándose como la alternativa de la izquierda alemana.

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Dabid LAZKANOITURBURU

El electorado alemán confirmó su creciente desapego hacia las grandes formaciones políticas y premió a los partidos «menores», que suman ya un 45% del total de votos. Si a ello sumanos la fuerte abstención, cinco puntos más que en 2005, el panorama para la clase política tradicional es preocupante.

Su desautorización se convirtió en un durísimo castigo a los socialdemócratas del SPD, que con un 23% de los votos cosecharon su peor resultado desde la fundación de la República Federal Alemana entre los escombros de la II Guerra Mundial.

La histórica socialdemocracia alemana pierde así 10 puntos respecto a los comicios de 2005, lo que supone la deserción de un tercio de su electorado. La condena a la oposición del SPD no es lo más grave. Los resultados confirman una tendencia a la baja de la socialdemocracia y su esquizofrenia política a escala europea. «Es un día amargo y una derrota amarga, no hay modo de embellecer eso», reconoció el candidado del Partido Socialdemócrata (SPD) a la Cancillería y ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.

El electorado se cobra así cumplida venganza de un partido que no dudó en promover drásticos recortes sociales durante las dos legislaturas lideradas por el canciller Gerhard Schröder y que, como guinda, decidió participar como segundo de a bordo en una Gran Coalición dirigida por la actual jefa de Gobierno, Angela Merkel.

Tampoco el resultado de la CDU-CSU da como para echar cohetes. Los conservadores se consolidan como prinera fuerza (33%) pero pierden dos puntos respecto a los últimos comicios (35%), cosechando uno de los peores resultados de su historia, lo que confirma que no es ajena a la crisis general.

Pecata minuta. Merkel seguirá al frente del nuevo Gobierno y no perdió tiempo al anunciar la coalición de gobierno con los liberales del FDP.

Sin duda alguna, la formación liderada por Guido Westerwelle es la gran triunfadora de la noche electoral de ayer, y además por partida doble.

Por un lado, con un 14.5% de votos, el mejor resultado de su historia (cinco puntos más que en 2005), los liberales se consolidan como la tercera fuerza parlamentaria en Alemania. Por otro, y más importante, vuelven al Gobierno tras 11 años de travesía en el desierto.

Con un discurso neoliberal, el FDP ha logrado arañar votos del electorado de la CDU, manteniendo e incluso ensanchando su caladero entre el pequeño y mediano empresariado y los trabajadores de cuello blanco. Tras tres legislaturas en la oposición, Westerwelle, virtual vicecanciller y probable nuevo ministro de Exteriores, declaró que su partido «está listo para gobernar». La CDU-CSU y el FDP recuperan la tradicional alianza de derecha que ya gobernó Alemania durante 16 años en los años 80 y 90 a las órdenes del cristianodemócrata Helmut Kohl, y anteriormente, bajo Konrad Adenauer.

Otro de los indudables vencedores de las elecciones de ayer fue Die Linke (La Izquierda), que con un 12% de los votos sube cuatro puntos y se consolida como una alternativa sólida a la izquierda del SPD.

Lento, pero seguro

Con sólo dos años de vida, esta formación, surgida de la unión entre el partido Linkspartie-PDS (heredero de los comunistas del SED de Alemania Oriental) y de una escisión del SPD liderada por Oskar Lafontaine (WASG), Die Linke logra dejar atrás a los Verdes y confirma su lenta pero constante progresión como un referente para los desencantados por la socialdemocracia tanto en el este como en el oeste alemán.

Los Verdes logran superar el listón del 10% (dos puntos más que en 2005). Triste consuelo para una formación a la que los resultados confirman como irrelevante de cara a la formación de mayorías -su razón de ser única en los últimos años-.

El panorama se completa con una participación del 72%, la más baja en los 60 años de historia de la RFA.

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La participación no superó el 72% del electorado, cinco puntos menos que en 2005 y la más baja desde le fundación de la República Federal Alemana en 1949.

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