ANÁLISIS ELECCIONES EN ALEMANIA
Alemania gira a la derecha y la socialdemocracia cae al vacío
Ante la incertidumbre que ha dejado la crisis económica, los votantes alemanes han dado una mayoría sólida a un gobierno de derechas de índole neoliberal. La socialdemocracia pasa a la oposición, donde se encontrará con una izquierda fuerte y unos ecologistas que buscan su futuro.
Ingo NIEBEL
Todo cambia en Alemania, sólo la canciller permanece. Angela Merkel, presidenta de la Unión Demócratacristiana (CDU) no ocultó su alegría cuando apareció ayer ante las cámaras para celebrar con sus seguidores la victoria electoral en la sede del partido, la casa Konrad-Adenauer de Berlín.
Le une al primer canciller de la República Federal el hecho de haber obtenido el segundo peor resultado cosechado por el partido en unas elecciones nacionales. Pero el 33% no le pudo amargar la noche electoral a Merkel, porque la ex ciudadana de la socialista República Demócrata Alemana (RDA) podrá realizar su sueño de una coalición con el Partido Liberal de Alemania (FDP), diciendo adiós a su socio de gobierno, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). La canciller sabe muy bien que su futura alianza con los liberales causa bastante inquietud en la sociedad por el credo neoliberal que el FDP profesa. Otra razón de su alegría es la perspectiva de contar con la mayoría en la segunda cámara, el Bundesrat, gracias a otra victoria pírrica en los comicios regionales de Schleswig-Holstein.
Merkel subrayó que uno de sus objetivos será que la CDU «siga siendo un partido popular también en el siglo XXI». Reconoce así que la CDU se halla en el mismo carril que el SPD, alejándose del histórico listón del 40% aunque a menos velocidad. El reto estratégico para la líder cristianodemócrata va a ser parar esta evolución. Pero esta labor se complica con su socio regional, la Unión Social Cristiana (CSU). Esta formación se presenta sólo en Baviera, por un pacto que tiene con la CDU. Ésto exige a los bávaros que en su estado federal tienen que sacar el número de votos que equivale por lo menos al 5% para poder estar presentes en el Parlamento Alemán, el Bundestag. Ayer, la CSU reunió 41 puntos, casi 20 menos que en sus mejores tiempos, que se convierten en el 6,6% a nivel federal. El partido pierde fuerza tanto en el hemiciclo como frente a su gran hermana, la CDU, y el FDP, con el cual ya tiene que compartir el Ejecutivo de Munich. Cara al futuro, las dos Uniones cristianas tienen que preguntarse qué van a hacer si la CSU no supera el umbral.
El FDP, a cambio, logró el mejor resultado su historia: con sus 14 puntos sabrá imponerse a la CSU, que en la fase final de la campaña le discutió su promesa de bajar los impuestos. El 60% de los alemanes no se la ha creído y calculan que el nuevo Ejecutivo les va a subir las contribuciones. De lo que no hay la más mínima duda es de que la Economía e Industria alemanas tendrán su gobierno preferido en Berlín para pactar menos impuestos para las empresas, la consolidación del déficit presupuestario y más recortes en los derechos laborales.
El SPD, que protagonizó con una pérdida de 11 puntos el mayor bajón de un partido jamás visto desde la fundación de la RFA en 1949, pasa a la oposición después de once años en el poder. A fin de cuentas, los 23 puntos cuestionan si el SPD es aún un partido con arraigo popular y sus problemas son múltiples. Para empezar, le faltan los principios y la base. Ha dejado de ser un partido obrero. De 100 desempleados 26 han votado al socialista Die Linke (La Izquierda), 21 a la CDU y otros 21 al SPD. En adelante, el SPD no podrá hacer frente a la política económica de Merkel porque buena parte de los recortes sociales han sido obra suya. En lo social no sólo se tendrá que diferenciar de las propuestas de Die Linke sino que incluso ha de reconquistar la confianza perdida porque hay más personas que creen en las promesas de los socialistas que en las del SPD. En lo ecológico se disputirá el tema nuclear con los Verdes.
Die Linke ha ampliado con sus 12 puntos su posición como segunda fuerza de la oposición. Se beneficia del desgaste del SPD pero al mismo tiempo tendrá que competir con él por las simpatías de los sindicatos. Al mismo tiempo, el SPD le exige que acepte la OTAN para poder gobernar en Berlín algún día.
Los Verdes también han logrado el mejor resultado de su historia pero es un partido sin horizonte. Para volver al poder precisa bien de un SPD fuerte, o unos liberales muy débiles, un escenario alejado actualmente de la realidad.
En adelante Alemania va a tener un ejecutivo que abrirá el paso sin limitación alguna a los intereses de la Economía e Industria y el mundo verá a un gobierno que apoyará la política de EEUU.