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«1984», AL TEATRO

«Para ser libre, no hay que permitir la intimidación»

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Tim Robbins

Director y actor

El californiano Tim Robbins es de sobra conocido por las decenas de películas en las que ha participado, entre ellas “Mystic River”, con la que ganó el Óscar al Mejor Actor de Reparto. Además es director artístico de la compañía The Actors’ Gang que lleva más de 20 años apostando por un teatro comprometido y provocador. Ahora, visita Euskal Herria –estará en Bilbo y Gasteiz– para presentar la alegoría política que George Orwell describió en “1984”, que según afirma, es hoy en día «más relevante que nunca».

Itziar AMESTOY | BILBO

Lejano queda aquel 1949 en el que George Orwell publicó la alegoría política que le daría reconocimiento mundial: «1984». Sin embargo, aquel relato, por entonces futurista, que describía un mundo dividido en tres estados totalitarios -Eurasia, Eastasia y Oceanía-, este último dominado por el Gran Hermano que censura tanto comportamientos como pensamiento sigue estando hoy vigente. Así lo demuestra la obra dirigida por Tim Robbins, que estará el 6 y 7 de octubre en Bilbo y el 10 y el 11 en Gasteiz después de haber triunfado por EEUU desde que se estrenó en 2006. Se trata de una adaptación de Michael Gene Sullivan que se basa en los elementos más dramáticos de la novela, situado en el tercio final, es decir, desde el momento en el que el protagonista, Winston Smith, es sometido a un feroz interrogatorio.

¿Qué hay de actual en el mundo descrito por Orwell?

El libro plasma extraordinariamente bien como es la realidad, toda las presiones que pueden venir de diferentes frentes. También explica de forma genial la necesidad de la guerra en el siglo XXI, describe cómo la guerra se ha convertido en una función de la economía, en vez de tener la función de la conquista. Para mantener esta sociedad, es necesario vivir en un estado constante de miedo; Orwell se imagina un enemigo que nunca ha sido visto pero que no puede ser derrotado. También habla del entretenimiento como medio para distraer al público, y la función de las telepantallas y de la televisión. Hoy en día, está más vigente que nunca.

La videovigilancia, de hecho, se extiende a la par que el desarrollo tecnológico.

Para mí la obra se acerca más al corazón humano. Considero que el libro no aborda tanto la videovigilancia como el espíritu humano.

¿Qué hay de esa sociedad completamente dominada?

La mayor parte del control viene del miedo y de la intimidación. Así dominan a la mayoría de la población. La forma de ser libre es no permitir la intimidación. Otra forma es apagar la televisión.

¿Se ha acabado con la idea de privacidad?

No, para mí no. Sí que hay una tendencia en las personas a abandonar su privacidad, por la seguridad. ¿Cómo puede asustarse tanto a las personas? Creo que el ser humano se asusta tanto porque en la televisión ve un crimen, en el periódico lee una catástrofe. Esta viviendo en el miedo y por eso vive asustado.

Ha comentado que dentro de «1984» le gustó el momento en el que Winston Smith lee el capítulo «La guerra es la paz». ¿Busca, con esta obra, que el espectador tenga la sensación que usted tuvo leyendo?

Cuando volví a coger la obra, me di cuenta que me había olvidado de ese momento. Al leerlo, vi que es exactamente lo que ocurre, y tuvo el mismo efecto sobre mí. Sí, por eso quiero que la audiencia tenga esa misma sensación.

Con todo este material, y con su experiencia tanto en el cine como en el teatro se decantó por la adaptación teatral. ¿Qué aporta el teatro que no lo haga el cine?

El teatro no lo puedes descargar, ni robarlo; las películas, la música, en cambio, han sido comprimidas. Del disco, con un sonido rico y completo con el que parecía que tenías la orquesta en casa, hemos ido comprimiéndolo y alterando el sonido. Ocurre lo mismo en todas las cosas menos en el sonido en vivo o el teatro, que es una forma emocional y provocadora de contar historias. No estoy interesado únicamente en hacer una película, sino en la historia. Prefiero narrar lo que quiero contar, bien sea en el teatro o con la música, porque eso realmente toca mi alma.

A pesar de la crisis, las últimas cifras sobre el teatro muestran que la audiencia ha subido.

Es algo muy emocionante. Hay que tener en cuenta que los precios del teatro aquí son bastante asequibles, por las subvenciones. En EEUU los precios son astronómicos. Hay muchos teatros que se las están viendo muy mal para sobrevivir. El cuadro directivo de nuestra compañía nos dijo que sería menos caro no producir teatro. Luego decidimos que en vez de no hacer nada vamos a hacer todavía más, como intento de supervivencia.

Considera que la cultura del miedo está más asentada en Hollywood que en el teatro.

Como sabe todo el mundo que vive en Los Ángeles, Hollywood corre sobre el miedo. Todo el mundo tiene miedo, de perder el trabajo porque una película no funciona, o de no ser suficientemente guapo. Yo me siento muy afortunado, siempre he podido crear lo que he querido. Nunca me he sido regido por la idea de que tenemos que hacer producciones masivas. No quiero producir obras pensando en lo que querrá ver la gente, sino en aquello que nos provoca pasión.

¿Cómo vive usted la llegada de Obama a la Casa Blanca?

Esta es -la gira por el Estado- la primera vez que la representamos con un presidente demócrata. Así, es cuando hemos podido entender de forma plena lo que constituye el tema de Orwell, que no es otro que la realización del amor. El ambiente es distinto, hemos hecho punk rock durante los años de Bush y ahora es más como un tema de Bruce Springteen.

The Actors' Gang, el compromiso de una compañía con la libertad de expresión

La compañía con la que Tim Robbins estará la próxima semana en Bilbo y Gasteiz, The Actor's Gang, es un grupo comprometido en «hacer un teatro que refleje las preocupaciones de la audiencia». El grupo, del que el actor es actualmente director artístico, fue formada en 1982 para llevar a cabo un teatro comprometido y provocador. «Los artistas necesitan crear sobre la misma escala que la sociedad tiene la capacidad de destruir», asegura la coordinadora de producciones de la compañía, Mia Torres.

Al principio de su trayectoria, se fijaron sobre todo en autores europeos. Así, el expresionismo alemán de Bertol Brecht o el surrealismo proveniente del Estado francés de Alfred Jarry protagonizaron sus primeras propuestas sobre las tablas. Entre sus más de 85 producciones, están Shakespeare, Molière, Chéjov, y un amplio etcétera. Ahora, hay que sumarles el nombre de George Orwell. The Actors' Gang ha trabajado sobre la adaptación que firma el actor, director y escritor Michael Gene Sullivan. A pesar de que no ha cambiado ni una coma del texto original, al llevar a los escenarios el infierno que vive el protagonista de «1984» deriva en thriller psicológico. Para dar vida a los protagonistas, están los actores Cameron Dye y Keythe Farley, mientras que, como verdugos se nos presentan Nathan Kornelis, Kaili Holliser, V. J. Foster, Steven M. Porter. El trabajo de la escenografía ha correspondido a Richard Hoover y Sibyl Wiekersheimer que han recuperado la idea de la habitación de Orwell.

La libertad con la que han llevado a cabo su trabajo es la que les ha otorgado prestigio en un grupo de gente y la que les ha apartado de otro tipo de listas. Sin embargo, Robbins no duda en situar la autocensura como uno de los problemas con peor solución. «En EEUU nos creemos el país más libre del mundo, pero con la intimidación mucha gente guarda silencio por miedo a las represalias. ¿Qué sentido tiene tener libertad de expresión si no la utilizas?».

Las representaciones han variado según el lugar. Tim Robbins se muestra contento, a la par de sorprendido, de la buena acogida que tuvo en estados como Texas, donde su tradición republicana podía hacer intuir una mayor reticencia a esta crítica radical del sistema imperante. «En ocasiones, hacemos alguna charla después de la representación, y hemos tenido el honor de hablar con gente que representaban todo tipo de tendencias», describe. En las funciones que representarán en Euskal Herria, el espectador tendrá los subtítulos a su disposición. Aun así, las emociones que trasmite la adaptación teatral aseguran que supera las barreras idiomáticas.

Este grupo ya tiene en mente el que será su próximo proyecto para escenificar. Según adelantó Robbins, tratará sobre la historia de EEUU. Tratará los conflictos raciales existentes entre blancos y negros. I. A.

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