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Guerra sucia en Euskal Herria

Un cuerpo policial español habría enterrado a Jon Anza en suelo francés

Según fuentes de toda solvencia a las que ha tenido acceso GARA, el donostiarra Jon Anza habría sido interceptado en el tren que tomó en dirección a Toulouse, el 18 de abril, por agentes de un cuerpo policial español. El secuestro del militante de ETA, gravemente enfermo, habría dado paso a interrogatorios ilegales en cuyo transcurso falleció. Estas fuentes aseguran que decidieron entonces deshacerse del cuerpo sin vida, enterrándolo en territorio francés.

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Gari MUJIKA | DONOSTIA

Nuevos datos sobre la desaparición del militante de ETA Jon Anza mientras se dirigía a una cita con miembros de la organización armada, el pasado 18 de abril, apuntan hacia un inequívoco desenlace: el fallecimiento del ex preso donostiarra. Según informaciones a las que ha tenido acceso GARA, facilitadas por fuentes que han tenido contacto con conocedores directos del caso, se confirma la autoría de un cuerpo policial español en la interceptación del donostiarra, hace ya medio año, así como en su secuestro.

Los datos existentes se pueden resumir así: Jon Anza, que aquella mañana se dirigía en tren desde Baiona a Toulouse a un encuentro con varios miembros de ETA -según reveló después la propia organización armada-, y que estaba aquejado de una grave enfermedad por la que se hallaba casi totalmente ciego, habría sido interceptado por agentes de un cuerpo policial español en el trayecto ferroviario. Tras hacerle descender del mismo, el militante do- nostiarra habría sido secuestrado por los policías y, acto seguido, sometido a interrogatorios ilegales, en cuyo transcurso falleció.

Estas fuentes aseguran que el cuerpo sin vida del militante donostiarra fue, además, enterrado en algún punto del Estado francés. Desconocen, sin embargo, si para todo ello los miembros del cuerpo policial español contaron con alguna connivencia o colaboración de las autoridades o los policías franceses, o si actuaron sin ella.

Emplazamiento a Rubalcaba

Ante estos nuevos datos, cabe recordar la interpelación pública que el dirigente del PNV Joseba Egibar realizó a finales de agosto al ministro español de Interior: «Sería bueno que Rubalcaba explicara si la Policía española detuvo a Jon Anza en territorio francés», preguntó.

Rubalcaba respondió con el silencio. En realidad, sólo una vez ha contestado a una interpelación sobre el paradero de Anza. En una rueda de prensa en Gasteiz, el ministro español respondió así la pregunta realizada por GARA: «Es evidente que las FSE no tienen nada que ver con esa desaparición. Más bien entiendo que forma parte de un problema de ETA, y así nos lo ha hecho saber ETA. Al final hay hi- pótesis por ahí que son fáciles de imaginar. Pero nada que ver con las FSE».

Los datos sobre este desenlace de Jon Anza cobran más fuerza aún si se atiende a los últimos casos de secuestros policiales o parapoliciales de ciudadanos vascos. Por ejemplo, el que padeció el refugiado político Juan Mari Mujika el 11 de diciembre del pasado año en Donapaleu, cuando fue interceptado por varios policías que se dirigieron a él en francés, pero que luego se identificaron como policías españoles. Lo tuvieron secuestrado dos horas en una chabola abandonada, donde fue sometido a interrogatorios ilegales, bajo amenazas contra su hija, entonces encarcelada en Madrid.

Aumento de secuestros políticos

En mayo llegó el caso del ex preso bilbaino Lander Fernández, secuestrado por agentes que se identificaron como ertzainas. Tras formularle la misma exigencia de colaboración, Fernández denunció que fue apaleado. Después de narrarlo públicamente, fue detenido y encarcelado por mandato de la Audiencia Nacional española.

Otro caso espeluznante fue el que denunció el ex preso de Arbizu Alain Berastegi, abordado en julio a punta de metralleta por doce encapuchados y secuestrado en un monte de difícil acceso durante al menos siete horas, después de que unos falsos clientes requeriesen de sus servicios como albañil.

Recientemente se ha sabido que, en este caso en Iruñea, fue retenido por la fuerza y bajo fuertes amenazas Dani Saralegi, de la plataforma Gora Iruñea!.

INTERROGATORIOS

Anza, que se encontraba gravemente enfermo, habría muerto durante los interrogatorios a los que le sometieron sus captores. Como consecuencia de su dolencia, entre otras cosas el militante de ETA se encontraba prácticamente ciego.

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