LOS DESASTRES NATURALES AZOTAN EL SUDESTE ASIÁTICO
La mortífera racha de catástrofes continúa arrasando Asia
Terremotos, tsunamis, tifones... Los balances de las diferentes catástrofes que se han encadenado en Asia y Oceanía son cada vez más sobrecogedores y los fallecimientos se cuentan ya por millares y los desplazados son centenares de miles. Mientras las labores de rescate siguen su particular lucha contra el reloj, Filipinas se prepara ante la amenaza de Parma, el nuevo tifón que podría arremeter contra el archipiélago mañana.
GARA | PADANG
El terremoto que devastó Padang, en la isla indonesia de Sumatra, causando posiblemente la muerte a millares de personas es la última de una serie de catástrofes naturales que han asolado el sudeste asiático.
El seísmo de una magnitud de 7,6 puntos en la escala de Richter, ocurrido en la tarde del miércoles, provocó más de 1.100 muertes, aunque las autoridades prevén un balance final más abultado.
«Pensamos que millares de personas murieron», informó el jefe de la célula de crisis del Ministerio de Salud, Rustam Pakaya, mientras que los equipos de rescate realizan su trabajo a contrarreloj para tratar de salvar a los supervivientes.
Los trabajos de rastreo se vieron dificultados por las intensas lluvias y la falta de unidades para retirar las ruinas.
Andriana, una madre de familia de 49 años, esperaba impotente frente a la escuela de su hija de catorce años. «Estoy aquí desde ayer. Rezo para que mi hija esté todavía con vida», relataba desesperada.
Ante las posibles réplicas del seísmo que pudieran ocasionar un nuevo maremoto, numerosos habitantes decidieron dejar Padang, la gran ciudad portuaria de cerca de un millón de habitantes a orillas del Océano Índico.
Ayer por la mañana volvió a temblar la tierra, al registrarse un nuevo seísmo de magnitud 6,8 localizado aproximadamente a 150 kilómetros al sur de Padang.
Poco antes del seísmo en Indonesia, se registró otro, de ocho puntos en la escala de Richter, que afectó a las islas Samoa, desencadenando un maremoto que provocó la muerte de más de 150 muertos en la región.
Pueblos devastados
Varios pueblos costeros y numerosos hoteles fueron arrasados por olas que embistieron al archipiélago samoano -compuesto por dos estados: uno independiente desde 1962 y otro bajo dominio estadounidense-, con olas que superaron los ocho metros de altura.
«Ningún timbre, ninguna sirena. En solamente unos minutos, vieron que la olas ya estaban sobre ellos», declaró la vecina Lonnie Mayo en declaraciones a la agencia France Presse.
El maremoto afectó también al vecino archipiélago de Tonga, donde el balance de muertos también podría aumentar, debido a la alta cifra de personas desaparecidas.
El presidente de EEUU, Barack Obama, declaró el estado de catástrofe en la parte samoana que domina su país. Asimismo, anunció una respuesta «rápida y contundente».
Mientras tanto, el sudeste asiático se prepara para la inminente embestida de un nuevo tifón, el Parma.
El director del departamento meteorológico de la agencia Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas (Pagasa), Nathaniel Cruz, explicó en declaraciones a los medios de comunicación que el tifón Parma se ha fortalecido, llegando a registrar ráfagas de hasta 230 kilómetros por hora y avanza a una velocidad de unos 24 kilómetros por hora.
Primeros efectos
Si sigue a ese ritmo, la región central de Filipinas sentirá hoy la influencia de Pepeng, su nombre local, mientras que la zona septentrional, la más afectada por Ketsana, notará los primeros efectos pasado mañana, domingo.
Pagasa elevó ayer la alerta en la región oriental del archipiélago filipino donde tocará tierra el tifón.
Según Cruz, Parma es mucho más poderoso que Ketsana, que entró en Filipinas con vientos de 85 kilómetros por hora, pero recordó que fueron las precipitaciones las que más daño causaron el fin de semana pasado, al causar las peores inundaciones en Manila en las últimas cuatro décadas.
«Nuestra mayor preocupación con Parma son sus vientos y esperamos que se fortalezca en su avance», agregó Cruz.
«Las últimas cifras de las que disponemos indican que el balance de muertos ya subió a 1.100», apuntó John Holmes, el secretario general adjunto de la ONU para los asuntos humanitarios. Se espera que la cifra de muertos por el terremoto ascienda aún más.
Cada vez son más los expertos que se adhieren a la tesis de que la injerencia humana tiene mucho que ver en las catástrofes naturales.
Las agresiones al medio ambiente, un urbanismo salvaje y mal controlado, además de la corrupción, son las principales razones del aumento en el coste humano de las catástrofes naturales, como las que acaban de arrasar Asia y Oceanía, según los resaltan los expertos.
Un maremoto en el Pacífico, un seísmo en Indonesia, un tifón devastador en Filipinas, Vietnam, Camboya y Laos; Asia ha vivido esta semana una mortífera racha de catástrofes naturales que causaron más de mil muertes y devastaron regiones enteras.
«Los efectos agravantes que constituyen la degradación del medio ambiente, la deforestación, y el cambio climático son considerables», señaló el experto en medio ambiente del Fondo Mundial para la naturaleza Rafael Senga.
Respecto a los últimos seísmos, señalan la previsibilidad de los mismos, debido a la gran actividad sísmica de la región.
Según los expertos, la mala calidad de las edificaciones hacen a los habitantes mucho más vulnerables ante dichos desastres naturales. GARA
Antes del seísmo de la isla indonesia de Sumatra, otro seísmo, de magnitud 8, provocó un maremoto que arremetió contra las islas Samoa. Se contabilizaron 150 muertos, que podrían aumentar por la alta cifra de desaparecidos.
El martes, el tifón Ketsana se desplazó al centro de Vietnam. Ayer se intensificaron las labores de búsqueda y se confirmaron 92 muertes y 19 desaparecidos. 400.000 personas fueron evacuadas. En Camboya, el tifón dejó once muertes.
El que salió más perjudicado de los efectos de Ketsana, que pasó como tormenta tropical. El archipiélago contabilizaba a día de ayer unos 277 muertos. Más de 700.000 personas fueron evacuadas y se calcula que hay más de 2,5 millones de afectados.