Raimundo Fitero
Retro-reporterismo
El reporterismo como solución de emergencia, como producto barato, como un simulacro de acercamiento a la realidad. Todas las generalistas usan y abusan. En varias versiones: la versión amarilla de «Callejeros», acercándose siempre a la mierda, a la basura, a los desposeídos, con la mirada del libre, limpio y guay. El reporterismo facilón, el que va por fiestas y saraos y acerca a personajes de la calle, o el de esos «directos» que tanto se parecen a diferidos, por lo que tienen de repetitivos.
También existen los reportajes de andaluces, vascos, catalanes, españoles o castellano y leoneses en algún lugar del planeta tierra que es una variante curiosa que todavía despierta un interés generalizado, aunque sean asuntos más que trillados, repitiendo incluso personajes que hacen de cicerones en esas ciudades. En TVE, por ejemplo lo hacen muy bien. Lo mismo que en otras ramas del reporterismo actual se mantiene en la pública estatal un tono adecuado, probablemente porque todavía queden en la memoria maneras de hacer reportajes que fueron realmente importantes aunque se ha ido arrinconando el gran género.
En Veo 7 dieron una muestra de su maestría manipuladora. Pasaron un reportaje sobre la pobreza en Madrid para atacar ferozmente a ZP, pero no se dieron cuenta de que algunos lo habíamos visto muchas veces antes y que, además, se hablaba en pesetas, es decir que era anterior a la instalación del euro. Lo descubrió de manera pública «El Intermedio», pero a los responsables de esta metedura de pata no les importa, ellos tienen otra misión más importante en lo universal que contar la verdad en su tiempo. No se han inmutado, ni han pedido perdón, ni han despedido al caradura de su presentador que se esforzaba por crear tensión y catástrofe. ¿No lo sabían? Sí, pero están convencidos de que los telespectadores son idiotas y si además si son de comunión diaria, más.
Hay que mirar siempre la fecha de grabación de los reportajes que se nos emiten, porque nos colocan retro-reportajes de toda índole. Las repeticiones crecen de manera peligrosa, y en las sub-cadenas de TDT hay que mirar con lupa.