Alvaro REIZABAL I Abogado
Civican
Tampoco es comprensible el asunto desde la perspectiva del navarrismo puro y duro, que en su día definiera Jaime Ignacio Del Burgo como la corriente política nacida para preservar la identidad de Navarra del unionismo euskalherriaco (sic) ¿O será que sólo se defiende la identidad frente a lo vasco y no frente a lo afro?
No es el nombre de un perro amaestrado. Tampoco el de un centro de amansamiento y adiestramiento del llamado mejor amigo del hombre. Es pura y simplemente el nuevo nombre que, con alto grado de probabilidad, van a utilizar para su negocio a nivel estatal Caja de Ahorros de Navarra y Caja Canarias, tras la fusión de ambas entidades. Y es que hoy nos hemos desayunado con la noticia de la integración de estas dos operadoras financieras.
Ciertamente la noticia es sorprendente y confieso que a la temprana hora en que la he conocido, me he frotado los ojos y hasta he tenido que convencerme a mí mismo de que no estaba leyendo el ejemplar del periódico correspondiente al 28 de diciembre. Pero tras conocerla a través de GARA, mi diario de cabecera, he navegado en Internet para bucear en la prensa que se edita en el herrialde navarro y he comprobado que confirman la noticia.
Y digo que es sorprendente porque aunque los firmantes del acuerdo dicen que no es una fusión, sino una integración, en la que cada cual mantiene su personalidad y sus órganos de gobierno, para ver si así alguna otra caja se sube al carro, lo cierto es que esto parece más que problemático, pues ningún gobierno autónomo quiere ceder su grado de influencia sobre estas entidades bancarias a ellos vinculadas de una u otra forma. Habrá que dar tiempo al tiempo, pero no parece que la idea despierte entusiasmo entre los regidores de otras empresas del sector y, así, se dice que Caja Cantabria, que era una de las candidatas a integrarse, se ha descolgado a última hora.
Ya se sabe que el dinero no tiene patria, pero también se pregunta uno cómo esta caja de ahorros vinculada de alguna manera al Gobierno foral que tan reacio se ha mostrado siempre a mantener órganos comunes con la autonomía vecina que engloba al resto de los herrialdes de Hegoalde, tratando de volar los puentes y que hasta pretende la derogación de la disposición transitoria cuarta de la Constitución para evitar cualquier resquicio legal que permita acercamientos, vaya ahora a fusionar nada menos que su negocio y bolsillo con su homóloga de una autonomía insular situada a sólo tres mil kilómetros de distancia, en plena África.
¿Habrá tenido algo que ver la foto «Chupinazo de Pasión», reciente vencedora del concurso de foto erótica sanferminera que fue tomada en Lanzarote? En cualquier caso, habrá que ver qué opinan los independentistas canarios del Movimiento Para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario.
Tampoco es comprensible el asunto desde la perspectiva del navarrismo puro y duro, que en su día definiera Jaime Ignacio Del Burgo como la corriente política nacida para preservar la identidad de Navarra del unionismo euskalherriaco (sic). ¿O será que sólo se defiende la identidad frente a lo vasco y no frente a lo afro? Al final, todo esto va a ser como lo del Alarde de Irun y Hondarribia, que si no has nacido allí mismo no puedes entender nada. Será eso lo que me pasa.