Cameron sigue su camino hacia Downing Street
El Gobierno de Gordon Brown está en horas bajas y su contrario, David Cameron, no pierde ocasión para aumentar la ventaja que le otorgan las encuestas. No obstante, Cameron conoce bien sus virtudes y sus límites. Él es la nueva cara de la derecha, una imagen moderna que rompe con el olor a naftalina que desprendían sus predecesores. Pero también es consciente de que no es un orador brillante y que enfrente tiene a un hombre con una sólida formación. Como buen conservador, Cameron parece más preocupado por evitar errores que por marcar la diferencia respecto a su contrincante. Esa ha sido su estrategia en el congreso de su partido, en Manchester.
Antes de su discurso Cameron prometió responder a tres preguntas clave para el electorado británico: «¿Por qué nosotros?», «¿Por qué ahora?», «¿Por qué yo?». Según diferentes analistas, el líder tory no fue capaz de contestar estas cuestiones y se centró en atacar a los laboristas y a defender la tradicional agenda conservadora. Agenda que en este momento no supone más que un desarrollo de las políticas llevadas a cabo por el Nuevo Laborismo. La tercera vía promovida por Blair ha triunfado. Ahora tocaba cambio de líder y Brown se ha mostrado incapaz de dar la talla. Pese a no despejar las dudas de muchos votantes, Cameron tiene el camino despejado hacia Downing Street.