Visiones de un futuro deshumanizado lejos de la Tierra
«Moon»
Ya podemos referirnos por última vez a Duncan Jones como el hijo de David Bowie, porque a partir de ahora va a ser conocido sólo gracias a su obra cinematográfica. Además de triunfar en el Festival de Edimburgo, en cuantos certámenes ha participado su ópera prima «Moon» se ha llevado el aplauso unánime de la crítica y de los aficionados al cine de ciencia-ficción, devolviendo sus señas de identidad a un género que últimamente las había perdido.
Mikel INSAUSTI |
Duncan Jones ha pretendido devolver el cine de ciencia-ficción a su etapa de mayor significación, antes de que se convirtiera en el gratuito espectáculo de efectos especiales que es hoy en día, como mera extensión a la gran pantalla de los video-juegos. Se ha fijado más que nada en películas de los años 70, en «Naves misteriosas» o «Atmósfera Cero», porque con escasos medios potenciaban el aspecto simbólico del género, mediante claves psicológicas que analizaban el futuro de la especie humana.
Asimismo, ha tenido en mente a «Solaris», de Andrei Tarkovski, por su contenido filosófico a la europea. Y, en lo relativo a la austeridad, no podían faltar las producciones de Roger Corman como inspiración, con cita final incluida para «Androide».
El tema de los replicantes conduce a «Blade Runner», al igual que el del robot que acompaña al solitario protagonista apunta a «2001: Una odisea del espacio». En la versión original quien pone la voz al robot Gerty es Kevin Spacey, y a diferencia del Hal 9000 de Kubrick se decanta del lado humano y da la espalda a la órdenes corporativistas de la empresa que lo ha creado. Se trata de una compañía de extracción de minerales con base en la luna, de donde extrae el gas Helio 3, que sustituye a los recursos energéticos agotados en la Tierra. La única persona al mando de esa estación lunar es el astronauta encarnado por Sam Rockwell, quien, cuando está a punto de terminar su misión, comienza a sufrir una crisis de identidad. El propio Duncan Jones no ha tenido inconveniente en desvelar que este Robinson del espacio descubre ser un replicante, y que las videoconferencias y recuerdos familiares son falsos. Es la ventaja de trabajar con libertad y un pequeño presupuesto de cinco millones de dólares.
Sam Rockwell es un actor ligado al cine independiente, muy bien relacionado dentro del círculo de amigos de George Clooney, quien contó con él cuando dirigió «Confesiones de una mente peligrosa», así como en su producción «Bienvenidos a Collinwood». En los más de veinte años de carrera que lleva este intérprete, que ya ha cumplido los cuarenta, no ha parado de trabajar, y en la actualidad los proyectos se le acumulan. La próxima semana se estrena «G-Force», donde en la versión original pone la voz a una de las cobayas. Lo veremos en «Iron Man 2» y en «Gentlemen Broncos», lo nuevo de Jared Hess. M. I.
