La ofensiva militar «Kimia II» lanzada por el Gobierno de Kinshasa en el este de la República Democrática del Congo (RDC), con apoyo militar y logístico de los soldados de la misión de la ONU, contra los rebeldes hutus ruandeses de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) está suponiendo «un coste inaceptable» para la población civil, denuncian 84 grupos de ayuda humanitaria y de derechos humanos congoleños e internacionales agrupados en la Coalición de Apoyo a Congo.

Desde el inicio de las operaciones en enero, han muerto más de mil civiles, unas 7.000 mujeres y niñas han sido violadas y más de 6.000 viviendas han sido destruidas, afirma la Coalición. Además, cerca de 900.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas y viven «en condiciones desesperadas con familias de acogida, en zonas de selva o en campamentos sórdidos para personas desplazadas, con acceso limitado a alimentos y medicamentos», añade.

Según la ONU, desde enero, 1.071 combatientes de las FDLR han entregado las armas y han sido repatriados a Ruanda. Pero los datos de la ONU y de la Coalición indican que «por cada combatiente rebelde desarmado en el curso de la ofensiva, ha muerto un civil, han sido violadas siete mujeres y niñas, seis viviendas han sido reducidas a cenizas y 900 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas».

Muchos de los homicidios han sido cometidos por las FDLR, que atacan «deliberadamente a los civiles» en represalia por la ofensiva, cuya primera fase contó con la participación y apoyo del Gobierno de Ruanda, asegura la coalición. No obstante, «los soldados del Gobierno congoleño han atacado también a civiles y han cometido homicidios, violaciones, saqueos, trabajos forzados y detenciones arbitrarias de forma sistemática», prosigue.

La violencia sexual «ha sido aún más brutal en las zonas afectadas por la ofensiva», según la Coalición.

Algunos grupos de personas desplazadas en Kivu Norte y Kivu Sur han regresado a sus casas en las zonas relativamente seguras, pero las operaciones en curso han causado nuevos desplazamientos en otros territorios.

La Monuc

La misión de la ONU para el Congo (Monuc) está apoyando al Ejército congoleño en «Kimia II» desde marzo, al término de la inicial ofensiva conjunta de Ruanda y la RDC contra las FDLR, muchos de cuyos dirigentes participaron en el genocidio ruandés de 1994.

«Pese a ese apoyo», lamenta la coalición, la Monuc «no ha usado su influencia para pedir al Gobierno que impida la participación en las operaciones de comandantes conocidos por su pasado de atrocidades y atentados contra los derechos humanos» y denuncia que «la ONU no debería guardar silencio ante los abusos» ni dar apoyo a Kinshasha si el Ejército congoleño «no aparta de sus puestos de mando a los militares que hayan cometido abusos y poner fin a los ataques de los soldados contra los civiles».

«Las consecuencias de la operación militar actual en materia humanitaria y de Derechos Humanos son sencillamente desastrosas», asegura la Coalición.