Crónica | Escuela de la experiencia
Volver a los libros tras la jubilación; ¿Y por qué no hacerlo?
Que el saber no entiende de edades es una expresión bien cierta para muchas personas jubiladas. El ejemplo está en Donostia con la «Escuela de la experiencia», un curso anual que se celebra desde hace 9 años. Asignaturas de todo tipo para seguir aprendiendo a pesar de la edad. Como dicen los alumnos, «nunca esta tarde para sumergirse entre libros, y éste es el mejor momento para hacerlo».
Oihane LARRETXEA
Al igual que los niños y niñas que acuden a la escuela por primera vez, la expresión que mostraban ayer las personas jubiladas en la presentación de la «Escuela de la experiencia» dejaba entrever las ganas y los nervios entremezclados frente al nuevo curso. La mayoría de los estudiantes estuvieron hace mucho tiempo en la escuela, pero la situación y las circunstancias eran, probablemente, muy diferentes.
Con el presente curso son ya nueve años los que el Ayuntamiento de Donostia junto a la Diputación de Gipuzkoa y la asociación Mugabe viene celebrando este proyecto tan «necesario y fascinante», según la presidenta de Mugabe, Mertxe de Pedro.
Cada año la demanda va en aumento, vista la buena experiencia de los alumnos veteranos, y, por primera vez, este curso se han podido organizar dos grupos de estudio. En total, más de 60 alumnos que, además, cuenta con un mayor número de hombres que en pasadas ediciones.
Mantenerse activo
Uno de los objetivos es aprender un sinfín de cosas, puesto que se imparten asignaturas de todo tipo: historia del arte, economía, informática... y en mayo, al finalizar el curso, se diseña un proyecto social. Aunque sobre todo se trata de estar activo, es decir, que la jubilación no suponga un «parón» en la vida. «Me apunté el año pasado sin saber muy bien en qué consistía, pero me acababa de jubilar y tenía claro que no iba a quedarme en casa», cuenta Trini Chamizo, alumna del pasado curso.
A su lado, mirándola atentamente, se encontraba Raquel, compañera de Trini el curso pasado. «Gracias a la escuela hemos entablado una gran amistad y hacemos muchas actividades juntas con el resto de compañeros», explica. Para ella la experiencia también fue «vital», ya que le resultaba «muy difícil dejar de hacer cosas de repente».
Mientras los estudiantes ya experimentados hablaban y contaban con gran entusiasmo sus vivencias en la escuela, las personas que lo harán en breve escuchaban atentamente mientras tomaban nota y comentaban con el desconocido de al lado, aunque esto será por poco tiempo como lo asegura Charo Hacha. «Yo me inscribí sola, sin conocer a nadie, como si fuera a la Universidad. Pero una vez que empezó el curso surgieron las amistades de una manera natural, dado que compartimos muchas horas y la mayoría tenemos inquietudes similares». Al igual que el resto de sus compañeros subraya que la última opción es «quedarse en casa deprimida», y añade que «hay vida más allá de la jubilación».
Los estudiantes de este año se mostraron ansiosos después de oir las vivencias tan positivas de los demás. «Con las cosas tan buenas que he escuchado me ha «picado el gusanillo» y tengo muchas ganas de empezar», dice Juan Carlos. «Tengo un amigo que se preocupa mucho por la cultura y por estar en constante actividad -continua diciendo-, y fue él quién nos avisó a los tres amigos que hemos venido».
Javier Iturralde y Javier Arrizabalaga completan el trío de amigos y con ésta será la primera vez que se pondrán frente a los libros después de muchos años. «Cada miércoles vamos a andar, pero pensamos que teníamos que hacer algo nuevo, algo que nos mantuviera al día, que nos formara, y no dudamos cuando tuvimos noticia de esta iniciativa», cuenta Arrizabalaga.
A pesar de que ellos han ido juntos, la estudiante experimentada Agustina Astensoro advierte que «no hacer amigos en la escuela es imposible». Sobre todas las cosas gratificantes que se adquieren durante el curso subraya el compañerismo de las aulas, una unión, según Astensoro, «indescriptible».
Los profesores también fueron objeto de alabanzas y buenas palabras. «Nos ofrecen una formación a medida, saben cómo hacerlo y lo hacen de una manera muy dinámica y amena. Hacen que te enganches a los apuntes», dice Trini Chamizo.
La presentación concluyó con la entrega de diplomas a los alumnos del pasado curso, un pequeño reconocimiento que muchos recogieron posando orgullosos ante la cámara y también ante la atenta mirada de quienes el año que viene esperan ahora recoger el suyo.