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Cada síndrome de Down tiene una personalidad diferente

«Yo, también»

Lola Dueñas y Pablo Pineda ganaron sendas merecidas Conchas de Plata en el Donostia Zinemaldia por sus interpretaciones en «Yo, también», la ópera prima de Álvaro Pastor y Antonio Naharro producida por Julio Medem, y en la que se concede una especial atención a los sentimientos y personalidades diferenciables de los individuos con síndrome de Down.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Por encima de los fallos inevitables de toda ópera prima, en «Yo también» hay una pareja estelar en estado de gracia que conduce la película incluso más allá de lo que pueda apuntar su pudoroso y algo limitado guión. Lola Dueñas es la que lleva a su personaje a extremos de riesgo personal, haciendo que su trabajo interpretativo eleve el tono que la película no se ha atrevido a encontrar.

Para mí es la mejor actriz del mercado interior en estos momentos, y podría serlo también del cine europeo a nada que los autores que trabajan la imagen antes que la palabra se fijaran en ella. Es su estilo completamente desinhibido, la valentía a la hora de mostrar su físico al natural, sin los dobles de cuerpo que solicitan las y los intérpretes acomodados, lo que resalta en «Yo, también» y potencia un resultado que se ha visto justamente recompensado en el Donostia Zinemaldia.

Me imagino que nadie puso en duda la Concha de Plata a la Mejor Actriz ganada con todo merecimiento por Lola Dueñas, y que las objeciones vienen del lado de su compañero de reparto Pablo Pineda. Sinceramente, por más vueltas que le doy, sigo sin entender esos supuestos inconvenientes. He llegado a pensar que tanta pega se debe a una mala interpretación de la discriminación positiva, pero, de seguir con tales prevenciones frente al trato de igualdad, va a ser al final que ninguna mujer, ningún homosexual, ningún negro y, por su puesto, ningún discapacitado, va a poder recibir un premio en una competición en la que concursen hombres heterosexuales blancos y en perfecto estado de salud.

En esto, como en tantas otras cosas, al otro lado de la muga nos llevan muchos años de ventaja, mal que les pese a los de siempre. Y ya estoy harto de recordar, pues parece que nadie me quiere escuchar porque no interesa, que el Festival de Cannes consagró al actor belga con síndrome de Down Pascal Duquenne en 1996, por su trabajo en la película de Jaco Van Dormael «El octavo día». Que yo recuerde no hubo entonces ningún comentarista que saliera diciendo, como ha ocurrido aquí, tal sarta de estupideces sobre que un chaval con Down no puede actuar. Me parece, y no lo digo con ironía, que es un claro caso de maltrato mental y que a los críticos que han dicho eso algún juez les debería condenar a un alejamiento de las salas de cine por tiempo indefinido.

En la vida real

Me resisto a pensar que alguien haya podido llegar a creer que Pablo Pineda es en la vida real así. El personaje que interpreta, que se llama Daniel y no Pablo, por si alguien no se ha enterado todavía, está idealizado y Pineda, que es muy perspicaz, no duda en mejorarlo aún más, sabedor de que se está mostrando en público dentro de una historia de ficción.

Las veces que he tenido oportunidad de escucharle en tertulias o entrevistas, desprovisto de la careta del cine, me ha resultado mucho menos atractivo, igual de insólito, eso sí, pero dotado de una menor empatía. Llega un momento en que empieza a escucharse a sí mismo, por lo que acaba siendo un pelín pedante dentro de un discurso que parece mil y una veces ensayado ante el espejo. En «Yo, también» no encontramos a esa persona que trata de demostrar lo seria y preparada que es, sino a otra mucho más abierta y dispuesta a escuchar a los demás.

La sustancial mejora de Pablo Pineda a través del personaje de Daniel se debe a lo bien que interactúa con Lola Dueñas, y ya sólo por eso merece respeto como actor. Para un actor que no tenga un cromosoma de más, considerado normal, ya es difícil dar réplica a una actriz de semejante categoría, así que parece mentira que exista quien no sepa apreciar su doble mérito.

Éxito repartido

Por otro lado, nunca se puede saber hasta que punto el éxito de una actuación depende del propio intérprete y en qué medida influye la dirección, aquí proporcionada por Álvaro Pastor y Antonio Naharro, que hicieron con él todo el necesario trabajo previo, indispensable con cualquier persona que carezca de experiencia en la interpretación. El comportarse de modo natural ante la cámara necesita de un método, pues hay que conseguir relajarse y eliminar cualquier tentación de un trabajo impostado nacido de la tensión frente al texto.

En resumidas cuentas, y por ir zanjando este culebrón de una vez por todas, el jurado del Donostia Zinemaldia, presidido por Laurent Cantet, hizo bien en premiar a Pablo Pineda, ya que el hacerlo en solitario a Lola Dueñas habría quedado un tanto raro, por tratarse de una labor de total compenetración entre ambos.

Iban juntos en su aventura a la búsqueda del equilibrio entre la profesional y el espontáneo, y se hizo justicia a la excelente química conseguida en la representación de una relación a contracorriente, fuera de lo común. No comparten una historia de amor al uso, ni mucho menos, porque su romance es de naturaleza marginal.

A veces se nos olvida, y el cine está para recordárnoslo, que no basta con integrar a las personas con una discapacidad en lo social o lo laboral. También necesitan expresar sus sentimientos, y que éstos encuentren respuesta en los que no somos como ellos. Y ahí es donde entra en acción el personaje de Lola Dueñas, cuya rebeldía le lleva a interesarse sentimentalmente por aquel al que los demás están dispuestos a ofrecer mucha comprensión, pero no verdadero amor. Es otra manera de cruzar la barrera, algo a lo que ella está muy acostumbrada, así que intima hasta donde le es posible con su compañero de trabajo más especial. Gracias al paso dado descubrirá, y con ella los espectadores de la película, que cada Down tiene su personalidad y que somos crueles e inhumanos al meterlos a todos en el mismo saco.

DANZA MOBILE

En la película también interviene la compañía Danza Mobile. Se trata de un grupo de danza de Sevilla formado por bailarines con discapacidad intelectual que aporta personajes esenciales en el desarrollo del film.

ANTECEDENTES

Respecto a las voces que critican el galardón otorgado en el Zinemaldia a Pablo Pineda, cabe recordar que el Festival de Cannes consagró al actor belga Pascal Duquenne, también con síndrome de Down.

Lo que se sabe de la premiada actriz Lola Dueñas

Lola Dueñas es una actriz de fuerte personalidad y que no le tiene miedo al riesgo, características que le han venido bien para centrarse en su trabajo y sobrevivir a la presión mediática. Ha sido acosada por la prensa sensacionalista por ser hija de María Navarro, mánager de la tonadillera Isabel Pantoja y diana habitual para quienes la han querido convertir en un personaje grotesco de la actualidad más circense debido a su baja estatura.

En cambio, pocos son los que se acuerdan de que su padre es el también actor Nicolás Dueñas y que lleva actuando en el cine desde hace once años, cuando debutó en el largometraje «Mensaka». Luego se fijaron en ella directores como Almodóvar, Amenábar y, sobre todo, Javier Rebollo, quien la vió como su musa tanto en sus cortos como en el primer largometraje, «Lo que sé de Lola».

Esta película es la que más proyección internacional le ha podido dar de cara a ser llamada por el cine francés, junto con el premio a todo el reparto femenino obtenido en el Festival de Cannes con «Volver», aunque no sé si tanto el Goya de Mejor Actriz por «Mar adentro».M. I.

Los proyectos de Alicia Produce y de Julio Medem

Julio Medem es un autor independiente que se encuentra en un momento crucial de su carrera, tras la mala acogida crítica y de público dispensada a su película «Caótica Ana», que era un proyecto muy personal y querido. Dolido, se ha dispuesto a rodar en el extranjero y en inglés, en una nueva etapa que comienza con «Room in Rome», que va a ser un remake internacional de la película chilena de Matias Bize «En la cama», protagonizado en clave lésbica por Elena Anaya y Natascha Yarovenko.

El cineasta donostiarra goza de vida propia gracias a su compañía Alicia Produce, que fundó hace doce años y con la que ha acometido proyectos tan arriesgados como el documental «La pelota vasca, la piel contra la piedra». Los otros dos documentales claves de la productora han sido «¿Qué tienes debajo del sombrero?» y «Uno por ciento, esquizofrenia», dedicados al igual que el largometraje de ficción «Yo, también», a divulgar los sentimientos de las personas con discapacidades mentales. El nombre lo tomó de su hija Alicia, que tiene síndrome de Down.M. I.

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