Iurgi Mendinueta Mintegi y Joanes Larretxea Mendiola fueron trasladados ayer ante la juez especial Laurence Le Vert al cumplirse el plazo de 96 horas desde que fueran detenidos en el sureste del Estado francés, cerca de Montpellier, en una operación de las fuerzas de seguridad francesas en colaboración con la Guardia Civil.

Los cargos por los que se les imputa a Mendinueta -de Donostia- y Larretxea -vecino de Hernani- son los de «asociación de malhechores en relación con una empresa terrorista», «infracción de la legislación sobre armas y municiones» y «receptación de robo en banda organizada», vinculado a la sustracción de armas y de placas de matrículas falsas de vehículos, según fuentes judiciales.

Además, fueron imputados por utilizar placas falsas de matrículas de automóvil, por posesión y utilización de documentos falsos de identidad y por estar en poder de «una sustancia que puede formar parte de la composición de un explosivo». Se trataría de 500 gramos de pentrita que, según la Policía francesa, se les descubrió cuando fueron arrestados.

Por otra parte, Ibai Sueskun fue enviado el miércoles a la noche por el juez de las Libertades y Detención de París a la prisión de Fresnes, según informó ayer el movimiento pro-amnistía. El presunto militante de ETA fue arrestado el sábado pasado en Lescun, una localidad a pocos kilómetros de Euskal Herria, después de que al parecer acudiera a un caserío para pedir auxilio con una herida de bala en la mano.

El juez de París imputa al joven de Larraga, de 23 años, los cargos de «asociación de malhechores en relación con una empresa terrorista», «infracciones de la legislación sobre armas», «posesión de documentos falsos» y «receptación de robo».

Trato «correcto»

Tras la vista, en la que se ordenó su ingreso en prisión, Sueskun González pudo estar con su abogada, a la que informó de que el trato por parte del personal médico de los hospitales de Oloron y Baiona fue «correcto». Además, consideró «normal» cómo había sido tratado por la Policía francesa en la comisaría de la capital labortana.

Respecto a su estado de salud, se mostró optimista, ya que los médicos que le han tratado en Baiona le han asegurado que no va a tener ninguna secuela por el disparo. En la capital francesa, Ibai Sueskun llevaba un pequeño vendaje en la mano herida y, según informó su padre a GARA, «desde el martes mueve la mano y los dedos sin problemas, a pesar de unos pequeños hierros que le han colocado».