El Gobierno checo tacha de improcedente el recurso contra el Tratado de Lisboa
El primer ministro checo, Jan Fischer, criticó ayer el recurso presentado contra el Tratado de la UE por varios senadores conservadores calificándolo de «improcedente». Además, considera que sería inconcebible no haber ratificado el acuerdo de reforma antes de fin de año.
GARA
El Ejecutivo de la República checa tachó ayer de «improcedente» el nuevo recurso contra el Tratado de Lisboa presentado por varios senadores conservadores a finales de setiembre, y reiteró que el documento comunitario no vulnera el orden constitucional del país centroeuropeo.
«El Ejecutivo considera que el Tratado de Lisboa y cada uno de sus enunciados son conformes con el orden constitucional de la República Checa. El Gobierno estima que el documento de los senadores es improcedente para ser tramitado en la Corte Constitucional», apuntó en Praga el primer ministro, Jan Fischer.
De la misma forma, indicó que su Gabinete está negociando con el euroescéptico presidente, Vaclav Klaus, con respecto a las condiciones exigidas por éste para la suscripción del Tratado de Lisboa.
Para Fischer, sería inconcebible que el Tratado que modifica las relaciones institucionales en la UE, no estuviera ratificado antes de fin de año.
En sus trece
Pese a toda la presión que se está ejerciendo contra él, Klaus declaró -durante su viaje a Moscú, el miércoles- que mantiene sus condiciones y no piensa cambiar de postura.
Todo parece apuntar que la intención de Klaus sería obstaculizar la ratificación del acuerdo comunitario hasta las elecciones británicas, ya que el candidato David Cameron anunció que, de llegar al poder, convocaría un referéndum.
Aún así, el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, avisó el miércoles de que «la postura de todos los socios hasta ahora es clara: se excluye toda renegociación del Tratado que implique una nueva ratificación de los 27».
La organización Jóvenes Europeos Federalistas enviaron ayer al presidente checo, Vaclav Klaus, un total de 27 cartas, una por cada Estado miembro de la UE, con un bolígrafo para pedirle que firme el Tratado de Lisboa.