Los talibán llevaron a cabo ayer una nueva serie de ataques contra la Policía paquistaní, entre los que destacan los tres intentos de asalto simultáneo en Lahore, en pleno Punjab y cerca de la frontera con India, es decir, fuera del escenario habitual, y que se saldó con 28 muertos. Un atentado suicida en el noroeste provocó once muertos más.

Esta nueva demostración de fuerza deja en evidencia que las ofensivas del Ejército paquistaní, en colaboración con EEUU, son estériles a la hora de hacer frente a los talibán, que tal y como anunciaron, son capaces de atentar en cualquier parte del país.

En Lahore, la segunda ciudad más poblada de Pakistán, con siete millones de habitantes, las fuerzas de seguridad necesitaron cuatro horas para acabar con los ataques coordinados.

De los 40 muertos registrados ayer en el conjunto de Pakistán, diez eran asaltantes, 19 policías, diez civiles y el restante, una persona no identificada.

Los centros atacados fueron la sede de la Policía Criminal, el centro de entrenamiento de los comandos de élite de la Policía en Bedian -un barrio periférico de Lahore- y una escuela de Policía en Manawan, en el extrarradio de la ciudad.

Sobornos italianos

Por otro lado, el diario «The Times» informó ayer de que los servicios secretos italianos sobornaron con decenas de miles de dólares a talibán en Afganistán para evitar ataques contra las fuerzas de su país, pero ocultaron estos pagos a los franceses, que sustituyeron a estas tropas en 2008.

Las fuerzas italianas estaban en el área de Sarobi, al este de Kabul, y fueron reemplazadas por las francesas, que al mes de llegar fueron víctimas de una emboscada en la que murieron diez soldados. El Gobierno italiano desmintió la información y anunció una demanda contra «The Times».

El presidente de EEUU, Barack Obama, por su parte, promulgó ayer la ley de ayuda que otorga 7.500 millones de dólares [5.038 millones de euros] a Pakistán para un periodo de cinco años.