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Fede de los Ríos

El pedaleo no sacia el hambre

Cuando, al no poder ser convertido el exceso de producción en mercancía para su venta, los alimentos son enterrados, quemados o arrojados al mar, ¿no ayudaría más a resolver el llamado problema del hambre enterrar, quemar o arrojar al mar a los responsables de esas políticas económicas?

Hoy en Iruñea va a tener lugar una carrera ciclista contra el hambre. Sus organizadores pertenecen a la ONG Acción contra el Hambre y la van a llamar Solidarity Bike Tour. Por aquello del bilingüismo. Uno, quizás porque los años han ralentizado su ya de por sí pobre funcionamiento neuronal, no acaba de entender la relación entre bicicleta y hambre, aun sabiendo que en esta vida sucesos aparentemente inconexos, invisibles a la vista, a la luz de la ciencia y de la razón se muestran interconectados. El coste de la inscripción-limosna es cinco euros, el precio de un bocadillo de txistorra. No parece que vaya a paliar la carencia alimenticia de los muchos famélicos que en el mundo son.

Quizás el próximo domingo podríamos juntarnos en la Plaza del Castillo y hacernos las ingles brasileñas con cera caliente en contra de la sed. Otro de los males que azotan a parte de la humanidad. Con seguridad, la acción sería más hondamente sentida por los participantes.

No entiendo estas acciones promovidas por organizaciones que se declaran aconfesionales. Si uno cree en la existencia de un ser sobrenatural, omnímodo y omnipotente y bastante cabrón, pues bueno. Ya que la solución del hambre, la sed y el resto de calamidades que afligen a ser humano está en su mano, pidámosle que sea un poco misericordioso. Dancen los creyentes en torno al fuego para que llueva o ayunen iluminados con velas por la paz en el mundo y tranquilicen sus conciencias.

Pero el hambre -la guerra nunca lo fue-, gracias a los avances técnicos, hace ya mucho que dejó de ser unos de los jinetes del Apocalipsis. La guerra no es un ser, sino un estado, como lo es el hambre. Consecuencias de unas causas que pueden ser descritas de manera racional. Generadas ambas por políticas económicas concretas aplicadas por gobiernos concretos formados por individuos concretos al servicio de capitalistas concretos aun disfrazados de sociedades anónimas. En este mundo hay bastantes hijoputas concretos (con perdón de las concretas putas). También, como no podía ser menos, existe mucho bobo concreto.

Si sabemos, porque lo sabemos ¡hostia!, que en la actualidad el nivel productivo de alimentos resulta suficiente para alimentar al doble de la población mundial y más de la mitad de la misma pasa hambre, habrá que hacer algo más que un dominical paseo en bici vestido de extraterrestre con maillot. Cuando en nuestros países, al no poder ser convertido el exceso de producción en mercancía para su venta, o bien para que el precio de los alimentos no baje, éstos son enterrados, quemados o arrojados al mar, ¿no ayudaría más a resolver el llamado problema del Hambre (con mayúsculas, como gusta a las ONG) enterrar, quemar o arrojar al mar a los responsables de esas políticas económicas? Se me dirá violento, incluso terrorista. Sí, de acuerdo, pero contra la violencia de los dueños del sistema y la de las estructuras sociales por ellos creadas, la violencia de los desheredados me suena a música celestial y más efectiva que el paseo en bici, la danza o el ayuno. Seamos solidarios.

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