La Real encadenó por vez primera desde su descenso a Segunda tres triunfos consecutivos en Anoeta, donde lleva 287 minutos en los que ha marcado seis goles sin encajar ninguno. Eso ya es muy positivo porque las esperanzas de ascenso pasan fundamentalmente por ser fuertes en su campo y porque los abonados quieren verle ganar ahí sus partidos y se merecen que se recompense su fidelidad. En los cinco de Liga jugados en casa suma once puntos, por los seis logrados en los últimos seis de la pasada campaña.

El triunfo no tuvo el brillo del logrado ante el Salamanca, pero tampoco el rival era el mismo. El Córdoba es un equipo que ofrece menos espacios, como todos los que entrena Lucas Alcaraz, que están muy trabajados en el plano táctico y fían buena parte de sus opciones a las jugadas de estrategia, con lo que es difícil jugar bien contra ellos. Sólo tras verse por detrás desde el inicio del segundo tiempo asumió riesgos hasta el punto de acabar con tres defensas y tres delanteros y eso permitió a la Real disponer de claras opciones para sentenciar y ahí estuvo el mayor lunar del encuentro.

Tuvo varias llegadas al área en buenas condiciones y dispuso de dos oportunidades muy nítidas por mediación de Agirretxe y Bueno tras buenos servicios de Markel y Aranburu, y ambos fueron neutralizados por Raúl Navas. No sentenciar el encuentro provocó que los últimos minutos fueran de auténtico sufrimiento porque la Real se equivocó al conceder una serie de faltas que permitieron al Córdoba encerrar en su área a los blanquiazules con la única fórmula en la que fue capaz de crear peligro, a balón parado. Demostraron por qué son el tercer peor equipo a domicilio de la Liga, con un gol en cinco salidas, y los realistas supieron mantener el resultado conseguido gracias a una gran jugada, tanto en la fabricación de Estrada como en la ejecución de Nsue.

La aportación de los fichajes

Se ha hablado mucho sobre la ausencia de los cuatro fichajes en el once inicial. Entró uno, De la Bella, a pesar de que lo ha hecho peor que Sarasola en sus apariciones y de que tampoco ayer hizo méritos para ganarse el puesto. Y las incorporaciones, tampoco los de la cantera, no deben entrar con calzador, sino cuando los necesita un equipo.

Bueno lo hizo cuando debe entrar un delantero como tercer cambio en los últimos minutos del encuentro y no en el descanso como en Valencia. Y también entró de manera natural, cuando Zurutuza se lesionó, el mejor de los fichajes, Emilio Nsue, que confirmó que es el recambio ideal para los cuatro jugadores más adelantados. Pese a que en la Real ha jugado casi siempre en la banda y es un futbolista al que su máximo provecho se le puede sacar en el centro, en los tres primeros minutos en los que estuvo en el campo dio a su equipo el ritmo que le faltaba hasta el descanso. Realizó dos centros y apareció donde debe hacerlo, por el centro, para marcar un gran gol en el que todavía tuvo más mérito la jugada individual de Dani Estrada.

Tras el primer partido de Las Palmas, muchos reclamaron que se fichara de urgencia a un lateral derecho y se repescara a un Gerardo que estuvo libre hasta el 31 de agosto. Por suerte, un jugador que está en la parte final de su carrera viste de blanquiverde y uno que tiene todo el futuro por delante lo hace de blanquiazul en una progresión muy positiva. Y se lamenta ahora su ausencia para Alicante cuando Carlos Martínez no ha entrado aún en ninguna convocatoria. Era más lógico que, desde que vio la cuarta amarilla el zarauztarra, por lo menos hubiera rotado con Sergio y Johnatan, que no han jugado un minuto desde que entraron en su lugar dos hombres que son los más cambiados sin que nunca entren ellos en los únicos puestos en los que pueden jugar.

El primer tiempo ofreció poco más que una falta bien lanzada por Griezmann que Ansotegi cabeceó a las manos de Raúl Navas -si el balón hubiera ido a cualquier otro sitio habría entrado- y tres acciones de estrategia bien ejecutadas por José Vega que pusieron en apuros a Bravo.

Al margen de que la Real apenas tuvo quince minutos buenos y en el resto del tiempo el Córdoba controló sin mayores problemas, los locales daban la sensación de ser más y que a la larga iba a llegar el gol del triunfo, aunque les faltaba jugar con más velocidad. Intentaron compensar más el juego por la banda izquierda con la vuelta de De la Bella, pero no estuvo afortunado en su vuelta al once inicial y todo lo rescatable de esa banda tuvo al mismo protagonista, Griezmann, con su capacidad para armar el disparo, aunque no encontró portería en sus dos remates del primer tiempo.

Más peligro ofreció la Real cuando eligió su camino habitual por la banda derecha. Estrada y Xabi Prieto estuvieron más acertados, pero lo máximo que consiguieron sacar de provecho fueron un par de faltas como la que remató Ansotegi.

Fue un primer tiempo en el que las mayores secuelas para el segundo estuvieron en lo bajo que puso el listón para las tarjetas el árbitro. Estuvo especialmente bien en la segunda, porque parece que si el delantero no se tira no se saca la amarilla, pero a partir de ahí se vio en la necesidad de compensar y empezó a sacar cartulinas con tal facilidad que parecía que cobraba comisión por las multas.

Un gol oportuno

El partido cambió radicalmente en el inicio del segundo tiempo porque la Real entró con otra disposición ayudada por la presencia de Nsue y porque el gol llegó de la manera más oportuna. Lo inició Aranburu, que estuvo tan bien con el balón en el segundo tiempo como mal en el primero para alimentar a sus defensores y sus detractores, que tuvieron una mitad para cada grupo sin darse cuenta de que lo que más aporta para el equipo es el equilibrio que le da cuando juega sin balón. Ahora el equipo está más junto y desde que es titular la Real ha encajado dos goles, uno de penalti, en cinco partidos cuando en los cinco primeros recibió seis.

El mérito mayor del gol fue de Estrada, que supo forzar la jugada individual y dar un centro perfecto para que Nsue pudiera aprovechar su gran juego aéreo. El gol hizo daño al Córdoba, que no reaccionó. Había llegado a Anoeta con un planteamiento serio en defensa, pero parecía no tener plan B por mucho que Alcaraz hizo todo tipo de cambios para mejorar en ataque.

Con esos riesgos sólo consiguió que su equipo empeorara en defensa porque todas las acciones de peligro del segundo tiempo fueron realistas hasta que en los últimos minutos se encerraron angustiados para defender el gol de renta.

Lo consiguieron y Anoeta celebró el final del encuentro como si de un gol se tratara. La Real se coloca líder a la espera de lo que hagan hoy Cartagena y Rayo, pero más importante que el puesto es la puntuación, 18 puntos en nueve partidos, la famosa media inglesa, la más preciada en la «lencería» futbolística, porque asegura el ascenso.

Y, aunque ayer se impusieron Betis y Recreativo, cuando se gana siempre la jornada es buena porque hay otros que no lo hacen. Antes del partido había once equipos en cinco puntos con dos de ventaja sobre los situados en la segunda mitad de la tabla y ayer sólo otros dos ganaron y cuatro no pasaron del empate. Con el tiempo se hará un corte y es bueno que la Real lleve cuatro jornadas en ascenso y se confirme en el grupo de los aspirantes.