En Euskal Herria no es muy habitual que suframos el viento sur, pero en Andalucía están más que acostumbrados a lo que allí llaman viento de Levante. Este fenómeno meteorólogico, que se muestra con un viento caluroso procedente del este en el litoral mediterráneo del Estado español, suele traer efectos secundarios no muy placenteros para las personas, ya que se pueden notar dolores de cabeza al final del día e, incluso, el cuerpo suele finalizar cansado o, llamándolo vulgarmente, medio tonto.

Sabedores de esos efectos son los jugadores del Real Unión, que cayeron derrotados en Cádiz con dos goles de infantiles en un partido que no fue muy vistoso por parte de ningún conjunto. En ese juego trabado los andaluces hicieron valer su pegada -con ayuda de los guipuzcoanos- para llevarse los tres puntos.

El conjunto irundarra dejó pasar una muy buena oportunidad para adelantar en la tabla clasificatoria al Cádiz, otro equipo recién ascendido a Segunda con el que el Unión tenía una espinita clavada, ya que los gaditanos obligaron a los unionistas a disputar otra eliminatoria de ascenso.

Errores que cuestan dos goles

El terreno de juego del Ramón de Carranza no mostraba su mejor estado para disputar un partido de fútbol de Segunda División. Es por ello que en el primer tiempo los dos conjuntos ofrecieron un juego poco vistoso de cara a los aficionados presentes en el feudo gaditano.

Los dos guardametas tuvieron poco trabajo bajo palos en los primeros 20 minutos. Observaban a sus compañeros desde la portería, pero poco más podían hacer. Al menos, hasta el minuto 24 de juego, momento en el que Abasolo aprovechaba un centro por la derecha de Quero, al que Durán no podía llegar y dejaba el balón a placer al jugador vizcaino.

Aquellas palabras del entrenador Iñaki Alonso hace unas semanas, en las que declaraba que Abasolo tenía que abrir los partidos, dieron sus frutos, pero la alegría sólo duró 9 minutos, hasta que Fran Cortés marcó el empate.

El jugador remataba de cabeza un buen centro de López Silva por la derecha con el exterior de su pierna derecha. El terreno de juego ayudó a los andaluces, ya que un bote raro engañó a Jauregi, aunque el guardameta del Unión pudo hacer algo más en la jugada.

Tras la reanudación, otra ola de calor dejó sin ideas a los jugadores blanquinegros, ya que perdieron la concentración en un saque de falta en contra, acción que el Cádiz aprovechó para sacar rápido y pillar desprevenida a la defensa irundarra, marcando el segundo gol, que fue obra de Ogbeche.

Las buenas sensaciones mostradas en jornadas anteriores se frenaron de golpe en Cádiz, pero esperemos que sólo sea el espejismo provocado por el viento de Levante. La oportunidad de reivindicarse la tendrán el próximo fin de semana en Gal ante otro rival duro como es el Celta.