Iruñerria Piztera Goaz denuncia en un comunicado «la hipocresía y el cinismo que muestra continuamente» Yolanda Barcina, así como «la destrucción del patrimonio arquitectónico, histórico y cultural que de manera permanente este Consistorio está llevando a cabo».

Recuerdan que el gaztetxe Euskal Jai supuso «un claro bastión ante la política dictatorial del Ayuntamiento de Iruñea», al tiempo que destacan que de haber perdurado, el pasado 24 de enero el edificio hubiera cumplido cien años en el casco viejo y hubiera sido considerado «monumento histórico», por lo que las posibilidades para derribarlo hubieran disminuido considerablemente. «Esto ya lo sabía el equipo de gobierno de Yolanda Barcina cuando en 2004 el inmueble pasó a ser propiedad municipal y planearon su derribo como forma de acabar con el proyecto autogestionado que en él se estaba desarrollando», afirman.

«No encontramos palabras ni adjetivos para describir la indignación que sentimos al enterarnos de que quien maquiavélicamente diseñó la muerte tanto del frontón como del gaztetxe, ahora pretende rendir homenaje a éste», expresan, y señalan que «algo tan retorcido» sólo puede ser fruto «de una mezquindad inculta y terca».

Al parecer de esa iniciativa popular, el Ayuntamiento de la capital navarra nunca se ha preocupado por este frontón, abandonado en 1977 y ocupado en 1994 por movimiento populares que hasta 2004 celebraron cada 24 de enero y a través del trabajo comunitario lo rehabilitaron tanto para su uso deportivo como cultural.

En ese gaztetxe tuvieron lugar actividades como la exposición sobre el Euskal Jai y las visitas guiadas con motivo del Mundial de Pelota de 2002.