No, lo que se vio ayer al atardecer en Ilunbe -San Sebastián Arena 2016- no fue una sesión al estilo run & gun; es decir, un baloncesto dinámico, de riesgo en defensa y en ataque, donde la filosofía que prima es meter una canasta más que el rival, aún a costa de encajar un «chorreo» de puntos. No, de ninguna manera. El Lagun Aro GBC-Unicaja de ayer fue una sucesión deslabazada de rachas anotadoras y blandura defensiva alarmante hasta el espanto, un ¡Pim, pam, pum, fuego! que se saldó con sorprendente victoria local por 83-76.

El choque arrancó con un parcial 13-4 que enloqueció al público local, ajenos a lo que se venía encima. Los de Aíto subieron la línea defensiva y ahogaron el ataque donostiarra, de modo que el partido se igualó. A partir de ahí, cada equipo compró boletos para el tiro pichón y fue Unicaja el primero en dar: 25-30 al final del primer cuarto tras un triple de medio campo de Berni Rodríguez.

Por cierto, nadie negará las ganas de los de Laso, pero a veces el rival debe echar una mano. Así, con Unicaja diez puntos arriba gracias al buen hacer de Rubio y Printezis, Aíto tuvo la ocurrencia de poner una zona 2-3 que el equipo local agradeció como agua de mayo. Barbour vivió sus mejores minutos en la ACB a base de triples sin que Unicaja se inmutara. Doblas se sumó a semejante guirigay con su mejor versión y, con una técnica a Aíto mediante -el speaker lo confundió con un tiempo muerto...-, el marcador acabó empatando al descanso: 47-47.

Minutos de gloria

Jugadores como Ignerski, Sergio Sánchez y, sobre todo Miralles, reclamaron lo que Andy Warhol denominó sus 15 minutos de gloria. Pases precisos, mates en carrera, triples con una mano en la cara... aquello era casi psicotrópico... hasta que a Barbour le dio el mal de altura y los andaluces se pusieron serios. Incluso la mesa se sumó al despropósito, haciendo correr el reloj tras una canasta visitante 66-64 al final del tercer round tras un parcial de 0-8.

Con la lesión de Hopkins, el héroe de 2008, el último cuarto fue un drama. Si Pooh Jeter ponía el 68-71, los de Laso, asombrosamente lúcidos, devolvían un parcial 7-0.

Unicaja se la jugó con una presión y tuvo cierta bula arbitral, pero sin acierto. Mientras, Panko se hacía dueño del rebote y entre Ignerski y Sergio Sánchez -a gran nivel ayer-, el equipo local supo echar el cerrojo a un partido tan loco, como que Lagun Aro GBC tenga dos triunfos más que Unicaja.