Sigue el sufrimiento
Un torrente enorme para destruir el dique bilbaino
El muro de contención que quiso construir Txus Vidorreta a las orillas de Bilbo fue colmado y destruido por una espectacular riada que inundó todos los rincones del BEC para el segundo cuarto.
BILBAO BASKET 70
REAL MADRID 96
Koldo AKORDARREMENTERIA | BILBO
La inconsistencia del Bilbao Basket en tareas defensivas le convirtió en el dummy ¯esos muñecos con pegatinas que se usan para probar las colisiones de los autos¯ ideal para un Real Madrid que probó nuevos sistemas y sacó a relucir todos sus recursos, barriendo de la pista a los de Vidorreta con un segundo cuarto para enmarcar.
Los bilbainos salieron con la clara intención de frenar el ímpetu con el que siempre arranca los partidos este Madrid. Y lo consiguió en parte. Mumbrú parecía estar dispuesto a reivindicarse frente al técnico que un día no le quiso, y se llegó al descanso con un positivo 21-22.
Sin embargo, el Real Madrid salió a morder en el segundo cuarto. Generó más opciones de ataque, defendió con gran solvencia, y se aprovechó de los innumerables errores de los locales. El Madrid jugó un cuarto ideal, y gracias a una defensa sobria y un perfecto ataque, lograron un parcial de 10-30, que dejaba el marcador en un brutal 31-52. La resignación se reflejaba en la cara de los de negro.
Los ánimos del público se fundían con los aplausos que se proporcionaban a sí mismos los jugadores del BBB tras el descanso. Había que dar la cara. Pero las cosas no podían empezar peor. Un parcial de 0-9 enmudecía más a todo el Bizkaia Arena.
El poco acierto exterior del BBB era una de las claves del resultado. El primer triple del encuentro llegó en el minuto 24. Pero al poco tiempo entró otro, y más tarde otro contraataque. Esta pequeña reacción de los de Vidorreta acercó a los bilbainos en el marcador. Otro robo de Warren contribuía a la descomprensión del ambiente, y algún aplauso volvió a iluminar el remozado BEC. La distancia bajaba de 20, que no era poco. Pero un nuevo chispazo del Madrid volvió a superar la doble barrera psicológica, y el Bilbao Basket se encontró de nuevo en la difícil tesitura de afrontar el último cuarto con una desventaja de 23 puntos.
Demasiado equipo
Por si hasta entonces no hubiéramos visto suficiente, en el último cuarto el esfuerzo subió un grado. Messina apretó las clavijas a los suyos y revolucionó la máquina, como si buscara el tope de su equipo. Un minuto valió para que la renta subiera de nuevo a los 30 puntos.
Los sistemas simples pero entendibles y, sobre todo, muy eficaces, aliñados con jugadores que juegan de memoria. Messina siempre imprime ese sello a sus equipos. Los de Vidorreta le echaron corazón, pero no era el día para el amor. Se remendaron los errores del inicio y se buscaron nuevas variantes defensivas, ya casi con la vista puesta en el decisivo partido del martes ante el Donetsk, en el que tienen que salvar la desventaja de 8 puntos. Al final el Madrid no pasó de 100, y la ventaja se quedó en 26. A falta de pan...