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Morenatti, retratos a ácido que viajan para evitar el olvido

El jerezano Emilio Morenatti todavía se recupera de las heridas que le produjo este pasado agosto una bomba en Afganistán. Suya es una serie de quince fotografías de los rostros deformados por el ácido de mujeres pakistaníes que han sufrido la violencia machista. Imágenes expuestas en el Bellas Artes de Gasteiz y ganadoras del FotoPres en Barcelona.

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A.E. | DONOSTIA

Los retratos de grandes dimensiones que incluye «Violencia de género en Pakistán» -duros, de rostros deformes, que hieren la sensibilidad- son quizás algunos de los más impactantes que se pueden ver en Periscopio 2009, el certamen que, desde el 22 de octubre pasado, permite ver las mejores fotos de la prensa internacional a través de una selección de los ganadores del World Press Photo. La serie, compuesta por quince fotos, está firmada por Emilio Morenatti, un fotógrafo andaluz que ha cubierto guerras en Pakistán, Oriente Medio o Afganistán, donde precisamente el pasado mes de agosto perdió un pie al ser alcanzado por una mina antitanque. Junto con un cámara indonesio, que también resultó herido, viajaba «empotrado» en una caravana militar estadounidense cuando su vehículo fue alcanzado por una mina cerca de Kandahar.

Por su anterior trabajo, la serie que puede verse hasta diciembre en el Museo de Bellas Artes de Gasteiz, obtuvo una mención de honor en el World Press Photo 2007 y ganó también el FotoPres 09, un certamen fotográfico bianual dotado con 19.000 euros y creado en 1982 por La Caixa para reconocer el trabajo de los fotoperiodistas. Sus imágenes, junto a las de otros ocho fotógrafos que obtuvieron la beca FotoPres -entre ellos el guipuzcoano Mikel Aristregi- se pueden ver desde esta misma semana en CaixaFórum de Barcelona.

La serie de Morenatti, «Violencia de género en Pakistán», es el resultado de más de seis meses de trabajo, durante los que se acercó a un grupo de mujeres paquistaníes que trabajaban en un salón de belleza para ayudar a otras también rociadas con ácido. En un primer momento, el fotógrafo quería centrarse en lo que ocurría en aquel espacio, pero «pronto vi -explica- que detrás de cada una de las mujeres había una historia, y, aunque soy un malísimo retratista, se convirtió en un desafío el poder reflejar, con ayuda de mi mujer, toda esa violencia doméstica».

Son historias como la de Kanwal Kayun, que tuvo que abandonar su sueño de trabajar como azafata de vuelo tras ser rociada con ácido por el hombre del que se había divorciado. A Subira Sultana la «marcó» su familia política, cuando estaba embarazada. Los parientes de su marido consideraron que no había aportado suficiente dote al matrimonio. Mucho más joven que Subira, con cinco años, Najaf Sultana perdió la visión y sufrió graves lesiones en su cara cuando su padre le echó ácido porque no quería más mujeres en la familia. También cuando era una niña, Nalia Farhat fue atacada por un vecino al que había rechazado para casarse. Cuando iba camino de la escuela, le agredió, con la complicidad del maestro de la pequeña.

Shammem Akhter fue violada por tres hombres y posteriormente quemada, y no denunció a sus agresores por miedo. Tampoco lo hizo Shehnaz Usmamm, madre de cinco hijos, que sufrió la agresión mientras dormía y nunca delató a su agresor.

En el trabajo han colaborado las asociaciones Depilex Smile Again Foundation y Acid Survivors Foundation, que ayudan a las víctimas de los ataques con ácido de Pakistán

Emilio Morenatti inició su carrera en un periódico local de Jerez y de ahí pasó a la agencia Efe. A finales de 2003 viajó a Afganistán como corresponsal de The Associated Press. Con base en Kabul, cubrió el proceso político en el país después de la caída del régimen talibán y, en 2005, AP le envió a cubrir el conflicto de Oriente Medio de Gaza y Jerusalén. En la actualidad, continúa trabajando para la agencia de noticias y cubre Asia, con base en Pakistán.

Mikel Aristregi, entre los becados en FotoPres 2009

«40ºC/96º» documenta los estragos del alcohol entre los vagabundos de la ciudad de Ulan Bator, capital de Mongolia. Lo firma Mikel Aristregi, un fotógrafo de Hernani que trabaja ahora principalmente en Catalunya -aunque ha colaborado con medios vascos, entre ellos Gara y «Zazpika»- y que, con este trabajo, es uno de los seis becados de esta edición de FotoPres. Sus fotos se pueden ver hasta febrero en CaixaFórum, junto al resto de premiados, como Marta Ramoneda, la compañera de Morenatti, becada a su vez por un trabajo sobre los transexuales en Pakistán. En la muesta se pueden ver las impactantes las imágenes del argentino Walter Astrada, segundo premio con «Violencia postelectoral en Kenia», realizado en el país africano en enero de 2008 en apenas quince días y que quieren reflejar el momento vivido en aquella zona tras unas elecciones, con más de 1.300 muertos. Y las del vallisoletano Alfonso Moral, tercer premio FotoPres por su viaje al vericueto libanés, documentando su realidad social, alejándose de los estereotipos, y contraponiendo la placidez de un mar en calma con los efectos del fuego en los bloques de pisos de los barrios populares.GARA

KANDAHAR

Corresponsal de Associated Press en Asia, perdió un pie a consecuencia de las heridas que sufrió cuando el vehículo en el que viajaba «empotrado» en una caravana militar norteamericana fue alcanzado por una bomba.

TESTIMONIOS

Con cinco años, Najaf Sultana perdió la visión y sufrió graves lesiones en su cara cuando su padre le echó ácido porque no quería más mujeres en la familia. También cuando era niña Nalia Farhat fue atacada por un vecino al que había rechazado para casarse.

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