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Raimundo Fitero

Sobrepeso

Hasta dónde puede meterse el Estado en la vida de los ciudadanos? Estamos gobernados por una caterva de golfos, oportunistas, trincones y predicadores del mercado libre que se confiesan ante su dios y que no se privan de ningún privilegio conseguido por su capacidad de medrar en los aparatos de esas maquinarias con siglas e himno que en nombre del patriotismo de sainete se dedican a conseguir lugares desde donde controlar, mandar y distribuir la riqueza entre sus varios bolsillos y cuentas corrientes cifradas en lugares remotos.

En términos generales les importamos un pimiento más allá que como introductores en una urna de todas sus coartadas. Encantados de pertenecer a una casta donde se vive en una cierta impunidad, intentan legislar para ir acotando las capacidades de decidir de los individuos y van robándonos nuestras propias libertades siempre en nombre de palabras-mito: Seguridad, Salud, Unidad, Europa, Mercado, Democracia, Patria. Todo es una gran falacia y no hace falta recurrir a los filósofos, ni a los analistas, y mucho menos a los tertulianos que andan en estos momentos con sus cuchillos en la boca porque parece que está acabándose un ciclo y pueden perder sus prebendas. Simplemente con asomarse a ese pozo de basuras que son los noticiarios se encuentran motivos suficientes para emprender un viaje a la urgencia histórica.

Todo esto viene a cuento al ver a los padres de un niño de siete años que en una localidad gallega ha sido arrebatado por las autoridades a sus padres por el simple hecho de que tiene sobrepeso. O porque es obeso. ¿Puede nadie quitarle la patria potestad a unos padres por la obesidad de su hijo? ¿No hemos llegado demasiado lejos en nuestras cesiones de derechos fundamentales? Pero en este caso hay truco. Hay xenofobia. Resulta que los padres son jóvenes, pobres y de etnia gitana. Esa es su condena. Sentí realmente rabia al ver al padre pidiendo con humildad una segunda oportunidad. ¿Qué han hecho mal, no seguir las dietas, darle de comer bollería industrial, tocino, demasiados hidratos? Me encienden estos nuevos totalitarismos. Educación y medios, no represión, es lo que necesitan.

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