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Violencia de género en Euskal Herria

Yllanes admite su crimen, pide perdón y dice que quiso suicidarse

José Diego Yllanes, que declaró durante aproximadamente tres horas en la segunda jornada del juicio, admitió que mató a Nagore Laffage, pidió perdón por lo que hizo y dijo en varias ocasiones que quiso suicidarse el mismo día de los hechos. Este médico siquiatra repitió en numerosas ocasiones que no recordaba muchos detalles ni cómo llegó a cometer el crimen, y achacó sus lagunas mentales a la ingesta de alcohol y al cansancio de aquella noche de San Fermín.

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Iñaki VIGOR | IRUÑEA

El interrogatorio más prolongado a José Diego Yllanes corrió a cargo del fiscal del TSJN, Javier Muñoz, a quien el acusado estuvo respondiendo durante una hora. Según dijo, la noche del 6 al 7 de julio de 2008 estuvo bebiendo con varios amigos en los bares de la cuesta del Labrit, y en concreto cervezas con limón, cubatas de ron y chupitos de tequila. La última copa la tomó sobre las 5 de la madrugada, y posteriormente, cuando ya se había quedado solo, se dirigió hacia la casa de sus padres, con los que vivía.

En el camino entabló conversación con tres chicas, a las que dijo no conocer con anterioridad, y estando con ellas apareció Nagore Laffage, que se unió al grupo porque era amiga de las tres jóvenes. «No recuerdo cómo era Nagore ni qué me dijo al oído», aseguró Yllanes, quien asumió que se fue con ella hacia su casa de la calle Sancho Ramírez. «He supuesto, por las imágenes, que íbamos en una actitud cariñosa», indicó, aunque precisó que no lo recordaba.

«Yo sufro mucho por este tema y me gustaría saber cómo he podido llegar hasta ahí», afirmó el acusado tras señalar que «he venido a decir la verdad, acepto que hay un resultado y que voy a pagar por ello».

«Una relación muy fogosa»

Una vez en el piso de la calle Sancho Ramírez, propiedad de José Diego Yllanes, éste declaró que habían empezado «una relación muy fogosa» y que empezó a quitar la ropa a Nagore Laffage, aunque no recordaba que hubiesen estado «desnudos del todo» porque no tenía «detalles» de los hechos.

Luego llegó «un cambio de la dirección de la situación y paramos», según sus propias palabras, aunque no explicó por qué ocurrió ni por qué impidió que la joven se marchara de su casa. «Pienso que quería irse y eso desencadenó una actitud agresiva», añadió, si bien insistió en que no recordaba que la hubiera golpeado. Tampoco supo explicar qué hizo desde las 7.45 hasta las 10.04 de esa mañana del 7 de julio de 2008. «Me gustaría saberlo», respondió al fiscal.

Del mismo modo, dijo que no recordaba otras muchas cosas de ese día, como la llamada que hizo Nagore Laffage al 112 para pedir ayuda ni el recorrido que realizó él después hasta la Clínica Universitaria, donde trabajaba, para apuntar el teléfono de un amigo y pedirle que le ayudase a esconder el cadáver.

En cambio, sí recordó que había estado «encima de Nagore, en el suelo, apretándole el cuello»; que arrastró el cadáver hasta debajo de una cama, tras cortarle un dedo de la mano con un machete de cocina; y que pensó en salir al balcón de su casa para tirarse y acabar con su vida.

No obstante, dijo que no lo hizo porque no quería matarse al lado de su casa y que optó por llamar a su amigo Guillermo Mayner, a quien no supo explicarle «cómo había llegado» a aquel punto.

«Yo quería que lo supiera alguien. Estaba desbordado y muy alterado. Estaba en mal estado por el cansancio y supongo que me quedaría algo de alcohol en la sangre. Quería un margen de seguridad para, llegado el caso, suicidarme», aseguró. No obstante, reconoció que no pudo «dar el paso» y se retractó de ello porque «no es fácil».

«No quise hacerlo»

En respuesta a las preguntas del representante legal del Instituto Navarro para la Igualdad, el acusado contestó que la relación que inició con la joven de Irun había sido «consensuada» y que en otras ocasiones había perdido la memoria tras ingerir alcohol. «No quise hacerlo, pero la maté. Pido perdón -añadió- y me avergüenzo de mí mismo».

Durante las tres horas que estuvo respondiendo tanto a las acusaciones como a su defensa, Yllanes dijo que «nunca» había usado la violencia ni física ni verbal en sus relaciones con las mujeres. También indicó que, pese a la cercanía de Orondritz con Ipar Euskal Herria, no pensó en escapar al Estado francés.

En respuesta a preguntas de su defensa, dijo entre otras cosas que ha dado pasos para poner su patrimonio a disposición de la familia de la víctima.

La vista oral continuará hoy por la mañana con los testimonios de varios agentes de la Policía Municipal y de la Policía Foral que intervinieron en el caso.

Imágenes duras del cadáver provocaron el llanto de varias personas asistentes al juicio

La sesión de ayer comenzó a las 10.15 con la proyección de un vídeo elaborado por la Policía Foral en el que se reconstruían los hechos ocurridos en torno al 7 de julio de 2008, vídeo que no se había visualizado el día anterior y que había sido echado en falta por el abogado de unas de las acusaciones. En un momento de la grabación aparece, durante varios segundos, el cadáver de Nagore Laffage semidesnudo y con parte de la cara amoratada a consecuencia de los golpes recibidos. Varias mujeres asistentes al juicio comenzaron a llorar nada más ver esas imágenes. A la vista de ello, el magistrado de la Sección Segunda de la Audiencia de Nafarroa hizo detener la proyección para advertir de que se trataba de «escenas duras», al tiempo que invitó a las personas del público a que salieran de la sala si así lo deseaban. Todos los asistentes permanecieron en los asientos reservados al público (en torno a 55) y se reanudó la proyección con la repetición de dichas imágenes y de otras en las que aparecía la mano de Nagore Laffage con el dedo cortado y varias heridas en la muñeca de la mano derecha. Esas imágenes se proyectaron también en la sala destinada a medios audiovisuales, lo cual extrañó a algunos periodistas por el hecho de que luego pudieran ser reproducidas en cadenas de televisión.

El objetivo de dicha prueba documental era responder a dos preguntas, según explicaba la Policía Foral en la propia grabación: conocer si Nagore Laffage y José Diego Yllanes mantenían algún tipo de relación antes de los hechos del 7 de julio de 2008 y determinar qué sucedió entre las 7.00 y las 11.00 de aquel día. En respuesta a la primera pregunta, la Policía Foral afirma que «no se ha encontrado ningún indicio de que pudieran haber estado juntos» antes de esa hora y que tampoco consta que hubieran tenido ningún contacto telefónico ni por medio del ordenador con anterioridad a esa fecha.

En cuanto a la segunda pregunta, el vídeo reproduce con bastante detalle todos los pasos que da José Diego Yllanes desde que se encuentra con Nagore Laffage hasta que es detenido y acusado de la muerte de la joven en el domicilio de su propiedad.I. V.

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