Otra oportunidad de lucimiento para Meryl Streep, que una vez más explota su capacidad de transformación para las caracterizaciones basadas en personajes reales. Y es que en «Julie y Julia» es el vivo retrato de Julia Childs, famosa cocinera que es el equivalente norteamericano de nuestra Angelita. La actriz no se conforma con el cardado de pelo que le hace parecerse a la recopiladora de recetas fallecida hace cinco años, sino que en la versión original se puede apreciar que imita su manera de hablar a la perfección.

A esta perfecta Julia Childs le han salido algunas críticas, encaminadas hacia el guión de Nora Ephron, a la que acusan de idealizar un personaje que tuvo sus claroscuros. La verdadera señora Childs se convirtió en cocinera por casualidad, cuando acompañó a su marido a París y conoció la haute cuisine. Fue en la época de la Guerra Fría, y parece demostrado que él trabajaba como informador para el Gobierno norteamericano. Sin embargo, Nora Ephron desvía dicha sombra política hacia la «caza de brujas», que siempre resulta más cinematográfica. De todos modos el único y principal objetivo de «Julie y Julia» es transmitir la pasión por la cocina que ponen las mujeres de cualquier generación, en cuanto reivindicación frente al monopolio de los hombres dentro de la gastronomía actual.

A tal fin el argumento de la película entrelaza las trayectorias consecutivas de Julia Childs y su posterior continuadora, llamad Julie Powell, quien se propuso cocinar todas las recetas de la maestra y relatar la experiencia en el correspondiente libro. Así se establece un juego de vidas paralelas destinado a mostrar cómo hay mujeres que han sabido influir en otras más jóvenes, evitando que sus enseñanzas vitales corran el riesgo de perderse.