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La brecha se ensancha en Sudán entre los antiguos enemigos del norte y el sur

Convocatorias para la secesión del sur de Sudán, el boicot al Parlamento central por parte de los partidos sureños y un referéndum clave aumentan la distancia que separa, cada vez más, a los antiguos enemigos del norte y del sur de Sudán.

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El líder del sur y vicepresidente de Sudán, Salva Kiir, lanzó recientemente un gato entre las palomas al llamar al electorado del sur a votar por la independencia en la consulta prevista para enero del año 2011. O «votan por la unidad y se convierten en ciudadanos de segunda clase» o «votan por la independencia y se convierten en personas libres en un país independiente», sentenció Kiir durante el discurso pronunciado tras la misa que tuvo lugar en la catedral católica de Santa Teresa, en Juba, capital de la región meridional del país.

Según manifestó el ministro sudanés de Asuntos Exteriores, el sureño Deng Alor, «si a los sudsudaneses se les preguntara hoy, la respuesta favorable a la separación sería abrumadora».

En 1983, el entonces presidente sudanés, Yaafar Mohammed Numeiri, creó un Estado federal que incluía tres estados federados en Sudán del Sur, pero más tarde los disolvió, lo que provocó el inicio la segunda guerra civil, que causó más de dos millones de fallecimientos. El enfrentamiento finalizó en 2005, cuando el Ejecutivo central y el Ejército de Liberación Popular Sudanés (SPLA) firmaron un acuerdo de paz que concedía una cierta autonomía a la región.

Además, dicho acuerdo de 2005 contemplaba la celebración de elecciones parlamentarias, presidenciales y regionales -aplazadas a abril de 2010- y un referéndum sobre la independencia de Sudán del Sur previsto para enero de 2011.

Divorcio consumado

Mientras tanto, los antiguos enemigos, que forman parte de un Gobierno unitario, se comprometieron a hacer «de la unidad nacional un atractivo», pero sólo quedan catorce meses para conseguirlo y evitar un divorcio que ya parece estar consumado.

«No creo que sus posiciones sean irreconciliables», opinó el analista Alex de Waal, en el marco de un simposio celebrado en Jartum -capital sudanesa- sobre la unidad de Sudán y la autodeterminación del sur.

La controversia sobre la secesión de la región meridional del país llega en un momento en el que se vive una gran tensión entre el Partido del Congreso Nacional (NCP), del presidente Omar al-Bashir, y el Movimiento Popular de Liberación (SPLM), al que pertenece Salva Kiir.

«Las relaciones entre el PNC y el SPLM están en su punto más bajo en cuatro años», explicó Yasir Arman, un alto responsable del partido de Salva Kiir.

Los mandatarios sureños acusan a Jartum de armar a las milicias que participan en los «enfrentamientos tribales» de la región meridional, acusaciones que el Gobierno siempre ha negado.

Además, cabe resaltar el boicot del SPLM al trabajo del Parlamento de Sudán, justo en un momento en el que se están votando medidas consideradas clave para el buen desarrollo de los comicios de abril de 2010, primeras elecciones multipartidistas en el país desde el año 1986.

Actualmente se está llevando a cabo un proceso de negociación entre ambas partes para tratar de alcanzar un acuerdo sobre diversos cambios legales a realizar antes de la cita electoral, entre la que se encuentra una controvertida reforma de los servicios gubernamentales de inteligencia.

«A menos de que se llegue a un acuerdo en las próximas dos o tres semanas, será difícil celebrar elecciones», advirtió Amin Hassan Omar, un alto responsable del NCP.

Ambas partes se encuentran también divididas en relación a la ley sobre el referéndum. En el acuerdo inicial que adoptó a mediados del pasado mes de octubre, se estableció «el 50% más un voto» como umbral para la victoria independentista.

El principal problema estriba en que el acuerdo precisa que al menos dos tercios de los electores registrados acudan a las urnas para que el resultado sea válido, un quórum que la clase política sureña considera demasiado elevado.

El miedo al retorno de la guerra es palpable en las montañas de Nuba

El bombardeo se detuvo hace años en las montañas de Nuba, en el corazón de Sudán, pero las cabezas vuelven a levantarse al paso de los aviones por encima de este fangoso enclave, donde la gente teme el retorno de la guerra civil.

La autonomía concedida a Sudán del Sur con el acuerdo que, en 2005, puso fin a la guerra podría convertirse en plena independencia tras el referéndum de enero de 2011. El problema es que esta consulta no atañe a las montañas de Nuba, por lo que sus habitantes miran al futuro con preocupación.

«Sin el Sur, los norteños se llevarán nuestras tierras y nos impondrán la sharia (ley islámica). Así que vamos a luchar», asegura el agricultor Ezequiel Elamin.

Peter Moszynski, un conocido analista sudanés, confirma que Nuba teme convertirse en una minoría aislada en el norte tras la independencia del sur. GARA

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