Han sido muchos los esfuerzos, los sufrimientos y las decepciones vividas en estos últimos seis años lejos de su Buenos Aires natal, pero Pablo Fusto consiguió ayer hacerse con esa txapela individual por la que vino a Euskal Herria y que había tenido muy cerca en varias oportunidades. Según desveló el propio pelotari al término de la final, ha llegado a entrenar incluso a escondidas del resto de sus rivales y precisamente el saque, un arma que como el resto de delanteros no manejaba excesivamente bien, junto al bajón físico experimentado por Gaubeka, con problemas de flato desde el 16-14, fue una de las claves de su incontestable victoria.

Ambos pelotaris comenzaron el partido bastante fríos, con el argentino mandando en el marcador, pero con excesivos errores por ambos lados. Gaubeka fue entrando en calor algo antes, consiguiendo empatar a siete y cogiendo incluso algunas bonitas rentas, dando la impresión de que su juego resultaba más sólido y completo.

No obstante, Fusto también fue tomándole la medida al encuentro y el peloteado 16-14 a favor del Gallo de Armintza supuso un punto de inflexión, ya que el delantero vizcaino tuvo que retirarse unos minutos a la caseta del rebote aquejado de problemas de flato.

De menos a más

Tras una primera parte del partido más o menos nivelada y con alternativas en el marcador, Pablo Fusto se hizo con el control del partido y no lo cedió hasta calarse la txapela.

El bonaerense acertó mucho con su saque, jugada con la que hizo cinco tantos y pasó por encima de un Gaubeka mucho más nervioso de lo habitual, que no pudo hacer nada ante un rival muy superior.