Antes del disparo
«Partir»
Mikel INSAUSTI I
Aunque a simple vista no lo parezca, en el fondo hay mucho de novedoso en la propuesta de la realizadora Catherine Corsini, porque se atreve a trasladar una historia de amor «fou» a los descreídos tiempos que corren. Es más, coloca a una heroína de novela romántica decimonónica en un contexto social cambiante, el resultante de la recesión económica. Quien no haya visto “Partir”, podrá pensar que un viaje espaciotemporal así es imposible, pero la portentosa actuación de Kristin Scott Thomas lo hace creíble. La británica está inmensa y carga con la absoluta responsabilidad sobre el drama de una mujer burguesa, que renuncia a su estatus privilegiado por la pasión amorosa que le arrastra a vivir en la marginalidad junto a un ex presidiario, el cual sobrevive haciendo chapuzas de albañilería. El desigual triángulo definido por las diferencias de clase lo completa el marido, con un irreconocible Yvan Attal que se transforma en todo un capullo que trata de comprar con dinero la respetabilidad de su rutinario matrimonio y de una vida familiar basada en el poder adquisitivo.
Capítulo aparte merece el papel desempeñado por Sergi López, ya que resulta desconcertante verle erigido en el objeto de deseo de una mujer estilosa y sofisticada, seguramente gracias a que representa la carnalidad de la cultura mediterránea, como buen catalán que es, y al que le basta con canturrear unas estrofas de “El setè cel” de Serrat para encandilar a esa mujer en teoría tan alejada de su universo meridional. Es un misterio que se integra en la propia dinámica narrativa de la película, marcada desde el prólogo por un suspense chabroliano. El espectador escucha un disparo sin ver el modo en que se ha producido, y para aclararlo sigue un gran «flash-back» que sitúa la acción seis meses antes, cuando se desencadena la torrencial relación entre la dama que vive en una jaula de oro y el vagabundo que llega a Nimes del otro lado de la frontera, desafiando las convenciones establecidas y las barreras morales.
