Aunque hubo quien desde la grada puso ambiente con los acordes de su dulzaina, en la fiesta del Labrit ayer se bailó al ritmo que impuso Juan Martínez de Irujo, un compás frenético al que Julen Retegi no supo amoldarse y ante el que terminó sucumbiendo. Con su victoria de ayer en el Labrit y los 19 tantos del sábado pasado ante Gonzalez, el campeón manomanista pasa a depender de sí mismo en su intento de volver a calzarse las tres txapelas en una misma temporada, mientras que la revelación Julen Retegi se despide del torneo en el que ha comenzado a hacerse un hueco en la élite.

En la previa del partido, el más joven de los dos manifestó que su objetivo era el de no hacer el ridículo y cumplió su cometido, aunque en ningún momento tuvo opciones de hacerse con el triunfo. Y es que, incluso cuando Julen Retegi logró adelantarse 2-4 en el marcador, parecía claro que la dirección de la victoria dependería esencialmente de lo que hiciese el de Ibero, que había regalado tres de esos primeros cuatro tantos de Retegi Bi, que sólo hizo un tanto en juego en todo el partido.

Con el dos paredes como arma muy efectiva, Martínez de Irujo empezó a abrir los ángulos de un Labrit que ambos conocen hasta el milímetro, con su rival limitado a tareas defensivas, sin poder sacar esa zurda con la que sometió a Aimar Olaizola hace un par de semanas en el mismo escenario.

Bajón físico

El saque le sirvió para mantenerse en el partido hasta el empate a siete, seguido por un tanto de 20 pelotazos en el que Martínez de Irujo reventó la resistencia del iruindarra.

El vigente campeón manomanista acertó a imprimir velocidad a la pelota desde ese momento, mientras que el de azul bastante tenía con defenderse y perseguir la pelota del ancho al txoko y viceversa. Además, con la defensas del rival bastante bajas, el de Ibero acertó con el saque y la segunda parte del partido se decidió en un santiamén.